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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Cuando sólo queda el odio

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España23-11-2008

Siempre se cumple. Más tarde o más pronto, el que se integra en ETA acaba en la cárcel. La banda no tiene grandes historias de insignes fugitivos sino de “mártires”. Almas en pena vagando durante décadas entre rejas. Rumiando su odio y su locura. Quién sabe si, en el mejor de los casos, un rayo de lucidez otorga a algunos la justa crueldad de entender por qué se han destrozado la vida. Quién sabe si alguno llegará a arrepentirse. Olvidados por una causa que sólo les recupera cuando interesa presionar políticamente. Así acabará también Txeroki. Y eso pesar de que El Indio -como le conocen las fuerzas y cuerpos de seguridad- iba para leyenda. Su crueldad, su bisoñez, su acelerada ascensión en el seno de la banda lo elevaron rápidamente a mito entre ciertos sectores –los más jóvenes- de la izquierda aberztale. Pero Txeroki acabará en la cárcel como todos. Tras de si deja años de destrucción y muerte. Suya fue la orden de reventar la T4 y la tregua. A pesar del “accidente”, el Gobierno lo siguió intentando, pero El Indio y su línea dura terminaron imponiéndose en la división interna de la banda, enterrando las esperanzas del Ejecutivo. Pero la historia de Txeroki es el espejo de la historia reciente de ETA. Una banda terrorista nutrida de jóvenes inexpertos. Él mismo lo representó como nadie al dejarse atrapar a partir de colocar unas matrículas demasiado antiguas en un coche nuevo. Error de novato. Txeroki es el exponente de una ETA plagada de asesinos que suplen su falta de luces con una crueldad extrema. Jóvenes que han aprendido a mal amar su tierra, no en los textos de Arana u otros iluminados, sino en los gaztetxes entre litronas, porrillos y carreras ante los antidisturbios a cambio de una paga semanal. Txeroki representa el final inevitable de toda ideología –la que sea- que se alimente del odio. Ese final en el que el odio siempre se acaba comiendo a la ideología –la que sea-. Y lo que queda ya es ira, locura y autodestrucción. Txeroki y su historia recuerdan que el final de ETA cada vez esta más cerca.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio