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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

La búsqueda

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad14-09-2008

En su reciente visita a Francia, el Papa Benedicto XVI pronunció un discurso ante representantes del mundo de la cultura. Era uno de los actos de un viaje para conmemorar el 150 aniversario de las apariciones marianas en Lourdes. En dicho discurso salió a relucir el Ratzinger profesor para hablar de los orígenes de la teología occidental y las raíces de la cultura europea. "Lo que es la base de la cultura de Europa, la búsqueda de Dios y la disponibilidad para escucharle, sigue siendo aún hoy el fundamento de toda verdadera cultura", dijo Joseph Ratiznger. Casi de forma paralela, en otro lugar de Europa, se ponía en marcha un experimento que también suponía una búsqueda. Tras dos décadas de trabajo, investigadores de todo el mundo trataban de generar una situación similar a la que hubo inmediatamente después del Big Bang. El hombre, es intrínseco a él, siempre busca. El problema, la historia lo ha demostrado en infintios casos, es que el hombre marra en demasiadas ocasiones y elige el camino equivocado. Lo que siempre ha querido saber, las llamadas preguntas fundamnentales, el de dónde vengo y hacia dónde voy, continuará quedando sin respuesta aunque cada vez estén más llenas las enciclopedias. La historia también ha demostrado que la búsqueda pertenede a cada sujeto. Es personal e intransferible. Por lo que por mucho que los investigadores demuestren cómo fue el segundo posterior a la gran explosión que originó el Universo, de nada servirá si cada persona no experimenta como es la otra explosión: la del segundo después en el que cada persona es consciente de su tendencia a la trascendencia. Y puestos a escuchar lo que digan los científicos, ¿por qué no hacer caso de las palabras del viejo profesor Ratinger? En su discurso ante los intelecutales franceses, Benedicto XVI dio la pista. El hombre seguirá buscando, pretenderá encontrar las respuestas a sus preguntas eternas sobre el origen del mundo, la existencia de Dios, el de dónde vengo y hacia dónde voy. Pero mejor sería que cada individuo se parase a pensar que quizás sea Dios el nos busca a cada uno. Y, para rizar más el rizo, encima llama a cada cual por su nombre.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo