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EL REDCUADRO

Euros subsaharianos

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura2 min
Opinión07-01-2002

Con esto de la llegada del euro, al dinero negro le ha pasado como a la Reina Mercedes de la copla. Una tarde por la primavera Merceditas cambió de color, canta el romance. Y una mañana por el invierno de este año de nieves y de bienes, la peseta ha cambiado de color y nadie se ha dado cuenta. Dicen que si se frotan sobre un papel blanco, los billetes de euro destiñen. ¿No van a desteñir? ¿Cómo se puede absorber tanto color negro sin soltarlo por algún lado? Como el Vib Vaporub: se frota y basta. Más que estar retirando carretadas de millones de pesetas del mercado, lo prodigioso de la operación ha sido la cantidad de ellas que han salido de debajo del ladrillo y que ya están por ahí más que lavadas y legalizadas, convertidas en euros, con el color negro perdido, ascendidas del B al A. A la altura de 1998, para los que tenían algo más de cinco duros guardados en el calcetín, el terror del milenio con el 2000 que se acercaba era nada comprado con el temor que sentían por la llegada del euro. Matizo: el temor no era por el euro, era por las pesetas. El "adiós, peseta, adiós" era también la presunta despedida al dinero negro. Hay quienes dicen que el esplendor económico de los últimos años provino de ese dinero negro aflorante y emergente, ya que sostienen que la sumergida es el mejor lubrificante para engrasar y dar velocidad a la maquinaria de la economía. Me encantaría que Rodrigo Rato lo desmintiera, pero esto da un enorme tufo a chamusquina de amnistía fiscal encubierta. Todo aquel pavor de la contraparábola inmobiliaria del dinero negro, de convertir los panes B en piedras y en ladrillos A, parece ahora infundado. Los despavoridos atesoradores de dinero negro no sabían que iba a salir esa letra chica del trueque de pesetas en euros: ventanilla a ventanilla, puedes ir por cuantos bancos quieras maletín en mano, e ir cambiando a dos millones y medio por cada pelotazo todas las pesetas que quieras. Y sin plazo final, hasta las calendas griegas te cambian pesetas, que es lo que no sabe la gente. Me da el tufo de que toda España es ahora mismo una inmensa lavadora de dinero negro. Los mecanismos de producción de dinero negro no han cesado. La economía oculta no ha emergido por esa tontería del cambio de moneda, más importante que la entrada en la OTAN y que no tuvieron el detalle de consultarnos en un referéndum. Desde el 1 de enero se están produciendo euros negros a paletadas como hasta el 31 de diciembre eran pesetas. Con una gran ventaja: el que le cantaba "Angelitos negros" a su dinero, sólo lo podía hacer antes circular en España. Ahora, sin cambiarlo, tiene una negritud que puede circular por doce países o codearse con el dólar y el yen fuera de ellos. Simplemente hemos pasado de las pesetas en dinero negro zaíno a los euros subsaharianos.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor