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ACHIQUE DE ESPACIOS

Reyes

Fotografía

Por Nacho García BarcoTiempo de lectura2 min
Deportes06-01-2002

En la noche mágica de Reyes, como otra cualquiera, la hinchada se agolpó en la puerta trasera, por donde siempre hacen su entrada los jugadores. El único parecido que aquel panorama tenía con una cabalgata del trío de magos se descubría al observar la carita de los niños allí presentes. Primero frío, luego expectación, posteriormente aclamación y, finalmente, exaltación. Ellos, los más pequeños, no lo saben; quizá lo mayores tampoco, pero los verdaderos reyes de este invento están ahí dentro desde hace unos meses. Imparten clases en el estadio Santiago Bernabéu. Pueden ser dos, tres, cuatro, o incluso once, pero de verdad hay que creer en dos. Ni llegan de Oriente ni tienen límites. Hablan el mismo idioma, aunque uno sea francés y se llame Zinedine, y el otro sea español y se llame Raúl. Definitivamente, sé que en ningún sitio encontraré nada similar. Además, me da igual que haya quien se canse de verlos, o de oír de ellos. Son una fuente inagotable de juego del que nace el mejor fútbol que se puede ver en Europa. De Zidane nadie se puede cansar. ¿Acaso hay alguien en el mundo equiparable al francés? Aún no he visto a nadie interpretar el fútbol como él, con sus interminables recursos técnicos para hacer arte con un balón, para eliminar rivales con la mirada, con un simple gesto, con su cuerpo de equilibrista acostumbrado a jugarse la vida en esa cacharrería que es el fútbol italiano. Ahora es feliz, y se nota en el campo. Ni Riquelme, ni Owen, ni Rivaldo, ni Verón tienen la pegada del francés, ni su jerarquía, ni su innegable cualidad para hacer buenos a los menos buenos. ¿Y Raúl, qué? Sorprende cada miércoles, cada domingo, sea cual sea la competición. Se conecta a los partidos como si fuera su último acto de servicio. Lleva años en la élite, estará muchos más, pero le hace grande que en su fuerza, su coraje, su voluntad y su instinto asesino involucra a sus compañeros hasta las últimas consecuencias, aunque al final sea él quien dicte la sentencia. Cada partido que le observo me avergüenzo aún más de la pantomima que rodea al fútbol, o mejor dicho, a la FIFA. Si ellos tampoco ven que Raúl y Zidane son, hoy por hoy, los más desequilibrantes de Europa, algo no funciona. Mientras, aguardaré con impaciencia una nueva lección magistral.

Fotografía de Nacho García Barco