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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Muertos de segunda

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España11-05-2008

Fue Stalin quien dijo aquello de que “un muerto es una desgracia mientras que un millón de muertos es una estadística”. Sólo un personaje con tan poco respeto por la vida humana podría, no ya decir, sino pensar una crueldad semejante. La historia ya se ha encargado de condenar y poner en su sitio a este borrón de la historia y del comunismo universal. Pero lo cierto es que hoy, en el mundo de las democracias consolidadas, el reconocimiento de los derechos humanos y las libertades individuales, uno sigue teniendo la impresión de no ser más que un número en manos de los que mandan y deciden. Cada fin de semana mueren decenas de personas en las carreteras. Eso significa varios centenares a finales de año. En el pasado puente de mayo se dejaron la vida al volante 39 personas. Sólo en 2007 fueron 2.741, casi el triple de los asesinados por ETA en toda la historia. Dentro de esta tragedia de las carreteras, suena ahora con fuerza el crecimiento de los accidentes de moto. Cada vez son más. Y sin embargo los Gobiernos no son capaces de dejarse los cuartos al menos en sustituir esos guardarraíles metálicos. Auténticas cuchillas asesinas. Ahí está también la violencia machista. Sólo en lo que va de año van 26 mujeres asesinadas a manos de sus parejas. El año pasado fueron 70 y el anterior 68. Juntando el número de los últimos cinco años, la cifra sale por 298 mujeres, un centenar más de los que murieron en aquellos trenes de Atocha. Capítulo aparte merece el abuso de menores o las violaciones. Los casos no están tan contabilizados como los de otros temas, pero todo apunta a que hechos recientes como el de Mari Luz no son más que la punta visible de un iceberg que se extiende ocultado por el miedo y por la incapacidad de indefensión de un niño. Así, hay muertes y abusos que pasan desapercibidos y otros que ocupan la primera plana de las portadas. Incluso dentro de esas noticias que se encaraman a los primeros puestos de la información, hay casos que permanecen sólo durante un tiempo para revolver superficialmente las conciencias, pero sobre todo para remover las entrañas. Ese es el caso de los ya citados. Sí, se introducen debates asilados como la posibilidad de implantar la cadena perpetua o la castración química, pero nadie realmente toma cartas en el asunto para imprimir un cambio de rumbo a la situación. Lo grave –que también- no es que los medios de información inflen o disimulen unos sucesos y no otros, sino que las autoridades legislen y actúen también al ritmo que marca esa forma –casi siempre injusta- de hacer las cosas. El caso Mari Luz ha llevado al Consejo General del Poder Judicial a realizar un informe sobre el colapso en el que se encuentra la Justicia española (el presunto asesino de la niña tenía dos sentencias sin ejecutar también por otros abusos sexuales a menores). 270.000 sentencias en situación de pendencia, ha arrojado dicho estudio. Esto ha servido para que unos y otros se lleven las manos a la cabeza y, claro está, aprovechen para lanzarse críticas unos a otros. Pero la situación de la Justicia desaparecerá de la primera plana informativa, los papeles seguirán acumulándose en los juzgados, gente como Santiago del Valle –a saber cuantos habrá como él- seguirán campando a sus anchas en situación de pendencia. Sin embargo esto no le costará el puesto a ningún político, ningún Gobierno dejará de ganar unas elecciones por este asunto, ningún partido marcará su línea de oposición por estas cosas, ni la próxima campaña electoral abordará estas cuestiones como tema central. ¿Por qué?. Evitar que un terrorista asesine por la espalda a un concejal es casi imposible. Pero que un pederasta desalmado con dos sentencias condenatorias a la espalda cometa un tercer crimen –quien sabe si hubo muchos más entre medias-, o que un machista denunciado varias veces por su esposa acometa su última paliza mortal sí era evitable. Estaba en su mano y no hicieron nada.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio