ROJO SOBRE GRIS
Suecia necesita rojo sobre gris
Por Amalia Casado2 min
Opinión21-04-2008
Lo que vengo a contarles hoy me recuerda en cierto sentido a esa famosa película que se titula “Cadena de favores” en la que un profesor les encomienda a sus pequeños alumnos la difícil tarea de pensar algo grande y fascinante: una idea para cambiar el mundo. Claro que la misión es difícil porque ¿quién sabe qué significa exactamente cambiar el mundo? ¿Qué habría que hacer? ¿En qué dirección habría que cambiarlo? ¿Cambiando las estructuras? ¿Cambiando las ideas? ¿Cambiando a las personas? Quitar lo que hay y sustituirlo por… ¿qué otra cosa? Hablaba con una amiga de su experiencia en Estocolmo, donde ha vivido y trabajado varios años. Yo no sé cómo es aquella ciudad, ni cómo es aquél país, aunque sepa dónde está. Empezamos hablando sobre el frío y tradiciones como quitarse los zapatos cuando llegas a una casa, sea la que sea. Y del frío pasamos después a la escalofriante realidad de un país en el que a nadie le falta de nada. A las cinco de la tarde se acaba la jornada laboral. Los jóvenes no van a la universidad movidos por un título para trabajar porque, sea cual sea el trabajo que uno desempeñe –desde camarero hasta barrendero o profesor de universidad- todos los ciudadanos gozan de un nivel adquisitivo que les permite vivir muy bien y hasta hacer un viaje largo al año. Más o menos, el que quieran. ¿No me digan que no parece el mundo perfecto? Entonces me preguntaba qué puede motivarle a una persona que lo tiene todo ¿Y a una sociedad compuesta por personas que lo tienen todo? ¿Quizás existe el mundo perfecto en este mundo y no nos habíamos enterado? ¿Quizás el hombre es capaz, con sus solas fuerzas, de construir el paraíso en la tierra? ¿Es que eso de “cambiar el mundo” sólo es para quienes pasan hambre, están en guerra, son oprimidos o explotados? Me he lanzado a buscar cosas sobre este intrigante país. La primera que me ha llamado la atención es que el Gobierno tiene una cadena de farmacias en la que comenzó a vender consoladores para mujeres argumentando que “uno solo puede ser feliz, sin necesitar a nadie más, sólo con una ayudita de goma”. Que protegen la flora y la fauna con legislaciones punitivas pero realizan al año 30.000 abortos. Se persigue sutilmente a los católicos, que son una minoría del 2 por ciento, casi todos extranjeros. Los suecos piensan que ser católico es algo que sólo hacen los extranjeros, con lo que el nombramiento en 2006 del primer obispo católico nacido en Suecia supuso una verdadera revolución. ¿Suena esto a mundo perfecto? Suecia necesita rojo sobre gris.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo