SIN CONCESIONES
Y el séptimo día... mintió
Por Pablo A. Iglesias
3 min
Opinión19-04-2008
En el principio creó los ministerios. Todo parecía vacío y desordenado. Y entonces designó a sus ministros y ministras. La luz iluminó la tierra presidencial con rostros repletos de ilusión y alegría. Vio que la luz era buena. Entonces llamó Igualdad a la lucha contra los malos e Innovación a la investigación empresarial. Y dijo: gobiernen con fuerza y modernidad. Al tercer día se fotografió junto a esos seres moldeados de su propia carne. Vio que eran pocos, así que les ordenó crecer y multiplicarse con secretarios de estado, subsecretarios, secretarios generales y directores. A todos les concedió el don de mandar y proponer modificaciones legales. Completada la obra, miró a su alrededor y pensó que todo era bueno. Era el séptimo día de su creación. Y entonces mintió. El señor de La Moncloa sigue gobernando como si fuera el creador del universo, el dios del génesis bíblico que dibujaba los ríos y asignaba nombre a cada una de las cosas. Si Él lo ordena, no es trasvase llevar agua desde la desembocadura del Ebro hasta los alrededores de Barcelona. Es una "conducción urgente". Él se atribuye el poder y la legitimidad de llamar a las cosas a su conveniencia. Pasar agua de una parte a otra no es trasvase, aunque así lo establezca la Academia de la Lengua, y buscar un acuerdo con ETA para el fin de la violencia tampoco es negociar, sino abrir un "proceso de diálogo". En cambio, la unión civil entre dos personas del mismo sexo se llama matrimonio por obra y gracia de nuestro señor Zapatero, aunque la RAE, la historia y la tradición humana sólo permitan ese vocablo para el enlace conyugal entre un hombre y una mujer. Él todo lo puede y a Él todo le está autorizado, inclusive utilizar un avión del Estado pagado con los impuestos de todos los españoles para un viaje privado a Londres acompañado de la familia. El trasvase del agua a Barcelona es su última gesta gloriosa, su milagro laico de los panes y los peces. Allí donde no hay agua Zapatero la lleva como recompensa por los 25 diputados que obtuvo en Cataluña y que fueron imprescindibles para su victoria en las elecciones generales de marzo. Sin embargo, rechaza esa misma solución si el agua va a parar a la Comunidad Valenciana y Murcia, donde gobierna el PP. Mal aplica el principio de igualdad entre españoles quien, paradojas del universo, ha creado un Ministerio de Igualdad. El dios de nuestro gobierno ha tardado menos de una semana en mentir a los ciudadanos. Sólo ha necesitado siete días tras su toma de posesión para quebrar su compromiso de que con él no habría trasvase. Ha faltado a su palabra, ha mentido, ha incumplido lo que dijo en uno de los debates electorales contra Mariano Rajoy, ha roto el contrato programático que suscribió en las urnas y ha vuelto a poner de manifiesto su arbitrariedad. Parece dispuesto a fulminar todos los récords de engaños en democracia. Sólo ha necesitado siete días. Ni uno más. En siete días ha destruido la escasa credibilidad que le quedaba. Se comporta como si tuviera mayoría absoluta pero ni la tiene ni es Dios.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito