EE.UU.
Un escándalo sexual obliga a la dimisión del gobernador de Nueva York
Por Miguel Martorell
3 min
Internacional16-03-2008
Ha sido el último escándalo sexual en EE.UU. de una larga lista de casi medio centenar de casos en las últimas tres décadas, pero la atención pública que ha merecido podría equipararse a la del famoso caso Lewinsky, que hundió al ex presidente Bill Clinton. El gobernador de Nueva York, el demócrata Eliot Spitzer, conocido por su moral implacable contra la corrupción, se ha visto obligado a dimitir tras conocerse las frecuentes visitas que recibió de una prostituta de lujo.
A Eliot Spitzer le llamaban Mr. Clean porque su bandera durante su etapa al frente de la Fiscalía General del Estado de Nueva York fue la moralidad y la ética. Desde ese cargo luchó contra las irregularidades fiscales de algunos peces gordos de Wall Street, redes de prostitución y bancos de negocio, y en los últimos tiempos destacó por las medidas contra las hipotecas subprime en EE.UU. La fachada del “Cruzado incansable” -tal y como lo calificó en una ocasión la prestigiosa revista Time- se derrumbó en apenas 24 horas, después de que The New York Times lo situara como uno de los implicados dentro de una investigación del FBI contra la red de prostitución de lujo Emperor¬s Club VIP, en el que diversas llamadas telefónicas le situaban como “Cliente 9” de éste. Spitzer y su equipo ya habían sido informados con anterioridad por el FBI de su implicación en la investigación, y el gobernador se apresuró a cancelar todos sus actos públicos. Sin embargo, en un país en el que el puritanismo guía la vida pública, su comparecencia ante los medios era prácticamente ineludible. La indignada ciudadanía quería explicaciones públicas. "He actuado de una forma que viola mis obligaciones hacia mi familia y viola mi propio sentido de lo que está bien o mal", aseguró Spitzer en una breve comparecencia de prensa en la que apareció junto su mujer, Silda, evidentemente devastada por el escándalo. "Pido perdón, primero y más importante, a mi familia. Pido perdón a la ciudadanía, ante la que me comprometí a lo mejor", añadía. "He decepcionado y fallado a mis propias expectativas. Ahora debo dedicar algún tiempo a recuperar la confianza de mi familia", concluía el gobernador de Nueva York, casado y con tres hijas. Aunque exhibir públicamente su arrepentimiento le funcionó a Bill Clinton, Spitzer no logró con su comparecencia convencer a la oposición republicana. De hecho, los republicanos le amenazaron directamente con un impeachment, una figura del derecho anglosajón que, literalmente, significa “bochorno” y que permite al Senado estadounidense, juzgar y condenar a un alto cargo político en una especie de moción de censura. Bill Clinton es uno de los dos presidentes de EE.UU. que se ha enfrentado a este método y que puede destituir e inhabilitar a su imputado. Dos días después de su primera rueda de prensa, Spitzer volvía a comparecer, de nuevo acompañado de su mujer, para anunciar lo que todos esperaban. "Siempre me acompañará el sentimiento de culpa. En mi vida pública, siempre he exigido que la gente asuma la responsabilidad de su conducta. No puedo pedir menos, ni lo haré, a mí mismo. Por ello, presento mi dimisión del puesto de gobernador", anunció. David A. Paterson, su lugarteniente en el gobierno de Nueva York, le sustituirá ahora en el cargo, convirtiéndose en el primer afroamericano que ocupa ese puesto. Además, la investigación federal sobre la red de prostitución, ha sacado a la luz a la otra gran protagonista del caso, Ashley Alexandra Dupre, la acompañante favorita de Spitzer, con la que gastó más de 40.000 dólares. Dupre ha acaparado casi las mismas portadas que su cliente y sus fotos de Myspace ya han dado la vuelta a medio planeta, bajo el título de Bad girl. Su sueño era ser cantante y con ese fin colgó en su página personal tres canciones a 0,98 dólares cada una. Se calcula que podría haber ingresado muchas decenas de miles de dólares gracias a este sistema y, en una sociedad donde escándalo y fama están muy ligados, puede que el caso que derrumbó a Spitzer la convierta en la cantante que siempre quiso ser.
