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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

¬Lou¬ de mi vida

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión17-12-2001

"Lou, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. La punta de la lengua emprende un viaje de dos pasos desde el borde del paladar para quedar suspendida, en el segundo, en el centro de la boca. Lo.U. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana. Era Lou en la universidad. Era Ley Orgánica Universitaria en el Congreso. Será LOU seguida de su fecha de nacimiento cuando se cite. Pero, en mi mente, era siempre Lou". Tanta obsesión febril me provoca la presencia de la LOU en los medios como a Nabocov la visión de Lolita en su mente. Ningún grupo de poder ha quedado al margen de una Ley de gestión, de reparto de poder y dominio sobre una institución esencialmente vertebradora (desvertebradora) de la sociedad. No es la Universidad lo que está en juego, sino en manos de quién caerá. Quien controla la Universidad, controla el hervidero (ya frío) de las únicas ideas y revoluciones capaces de cambiar el mundo sin necesidad de abrir fuego. Por eso: Lou, o no Lou. Esa es -para los grupos de poder- la cuestión. Pero la verdadera cuestión no es quién debe gobernar la Universidad, sino cuál es la Misión de la Universidad, algo que, por cierto, ya identificó bajo ese mismo título Ortega y Gasset hace 70 años. Ni LRU ni LOU ni otras Leyes de gestión -de reparto de poder- podrán resolver un problema previo: la identidad de la Universidad y, en consecuencia, su vocación, su sentido. ¿Qué misión tiene la Universidad? Entre otras, dotar a las personas de una cultura que les haga capaces de superar su circunstancia para poder gobernarse a sí mismas. Precisamente, lo que quiere evitar cualquier grupo de poder a favor o en contra de la LOU. Cuando en sueños febriles me invade de nuevo el opresor y forzado debate público, en pleno delirio, escupo a la LOU y a la NO LOU, me encierro en un aula y grito: "¡Adiós, manipuladores! ¡Hola maestros! ¡Venid y habladme de la identidad y del sentido!" Y, al despertar, retomo el librito de Ortega, me baja la fiebre y respiro.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach