ANÁLISIS DE ESPAÑA
La campaña de ETA
Por Alejandro Requeijo
3 min
España02-12-2007
ETA quiere estar presente en los próximos comicios de marzo. Y no sólo por medio de sus marcas electorales ANV y PCTV, que también, sino condicionando el resultado de las urnas con sus acciones. Es decir, donde de verdad quiere estar presente ETA es en el sentir de todos los ciudadanos del mismo modo que el 11-M estuvo presente en muchos de los que fueron a votar tres días después de la matanza. A diferencia de un soldado que al acabar con un enemigo tan sólo ha cumplido con su deber, el terrorista, además de quitarle la vida a otra persona, necesita dar a conocer su crimen. Publicitarlo, difundirlo. De lo contrario, su acción no habrá servido para nada. Y todo para lograr sus fines: amedrentar, asustar, coaccionar, dividir, enfrentar, mientras ellos se hacen cada vez más fuertes. Una vez que la historia y la experiencia han demostrado que tratar de ocultar las actividades terroristas termina generando un miedo y una alarma social si cabe más perjudicial, la tarea que queda por delante es cultivar la madurez necesaria para asimilar los mensajes del terrorismo sin que estos condicionen nuestras decisiones. Los atentados de Madrid y sobre todo la posterior gestión del Gobierno popular determinaron las últimas elecciones generales en España. Casualidad o no, ese fue el punto de partida de una legislatura en la que los derechos democráticos han estado más reducidos que nunca. Las rencillas que derivaron de aquel capitulo negro han dado lugar a cuatro años de encarnizado enfrentamiento a costa de las instituciones. Provocando una constante crispación bipartidista en un Congreso de los Diputados cada vez más alejado de los intereses de los ciudadanos. Acompañado de una Justicia politizada y por tanto paralizada y carente de sentido. Cuatro años tirándose los trastos a la cabeza por iniciativas como el Estatuto de Cataluña -que luego no interesó ni a los propios catalanes- y, por encima de todo, la negociación con ETA. Es por ello que la mitad del camino ya se lo hemos construido entre todos. Es inevitable buscar paralelismos y preguntarse qué pasaría si ETA llevase a cabo un gran atentado en los días previos a las próximas elecciones. Desgraciadamente, por mucho que la situación cambie de aquí a marzo, las connotaciones heredadas de los últimos cuatro años se dejarían notar en las urnas y ese hipotético atentado –Dios no lo quiera- influiría en el resultado final. No obstante, es tarea de todos evitar que esto suceda. No consiste en olvidar los errores, que los ha habido, sino en aprender de ellos. Por su puesto que hay que combatir el terrorismo, pero sin caer en el enfrentamiento y la división de los demócratas. Hay quien dice que en España no se hará política de verdad hasta que no desaparezca ETA. No les falta razón. Basta con echar un vistazo a las últimas semanas en las que la banda había pasado a un segundo plano. Los discursos políticos han ido más encaminados a la economía o las reformas sociales. O lo que es lo mismo, a la bolsa de la compra y el bienestar de los ciudadanos. Es tarea de todos afrontar con altura de miras la importancia de unas elecciones, pero primero son los políticos los que tienen la obligación de actuar con la responsabilidad que se les exige y no guiar al electorado por caminos interesados y peligrosos. De lo contrario, los comicios de marzo no otorgarán la victoria ni a socialistas ni a populares, pues habrá ganado ETA.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio