Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE ESPAÑA

Recogiendo las nueces

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España30-09-2007

Ibarretxe es uno de esos dirigentes que ha caído en el error de creerse más importante que las siglas a las que representa. Más importante incluso que la sociedad vasca que preside. Sus ansias secesionistas no tienen techo y en este momento se encuentra experimentando un éxtasis nacionalista con el que seguramente se gane un lugar de honor en el paraíso sabiniano. Su anuncio de convocar una consulta popular en el País Vasco cuestionando la relación de esta comunidad con el resto de España es un desafío, no sólo al Estado, sino a su propio partido. Su proyecto ha entrado como un elefante dentro de la cacharrería en la que se ha convertido el PNV. Nada le ha importado a Ibarretxe que su partido se halle en pleno proceso de reconciliación, precisamente porque un sector de la formación no tolera este tipo de actitudes chulescas y rupturistas. Así, mientras Imaz y Egibar renuncian a seguir peleando por el bien del partido, el lehendakari no ha reducido un ápice su paso firme y desafiante hacia la independencia. Se muestra como un iluminado, como un heredero de no se sabe muy bien qué. No escucha, está cejado por sus caprichos y por un sentimiento de venganza que le dura desde que la democracia le dijo “no” al mismo proyecto de soberanía hace tres años. De tanto mentir, da la impresión de que se ha creído su propia demagogia y el problema es que con ello está confundiendo a toda la sociedad vasca. Convoca un referéndum lleno de eufemismos cuando en realidad lo que persigue es comenzar el camino hacia una independencia de hecho. Con ello está dispuesto afrontar el desgaste que supone enfrentarse a todo y a todos. Al Gobierno, a la Ley, al Congreso, a la Constitución, a su partido, a su gobierno de coalición, a una polarización más radical si cabe de la sociedad vasca. Pero a Ibarretxe eso le da igual. El paraíso le espera y por eso no le importa inmolarse subscribiendo una nueva locura que hasta ahora había llevado siempre la firma de ETA. Sí, las exigencias de Ibarretxe en términos de estatus, autogobierno y territorialidad son exactamente las mismas que las de la banda terrorista. Por eso no vale que el lehendakari diga que ETA no puede condicionar la política vasca. Y no vale porque ha sido el propio Ibarretxe el que ha recogido y hecho suyo el discurso de los terroristas y es ahí precisamente cuando la banda ha comenzado ha condicionar la política y la sociedad vasca que seguramente tenga cosas mas importantes en las que pensar y por las que preocuparse. Esta última sorpresa del nacionalismo vasco le devuelve a uno a la duda de qué vino antes si el huevo o la gallina. Una cuestión que explicó con meridiana claridad el padre político del actual presidente vasco, Javier Arzalluz, cuando le quitó la careta a su partido para decir que “unos agitan el árbol y otros recogen las nueces”. Pues eso lehendakari, usted rapiñe lo que pueda ahora, no vaya a ser que mañana no haya nadie que os agite el árbol.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio