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RELIGIÓN

El pensamiento occidental actual, obra de los santos contemporáneos

Por María Reyes RomeroTiempo de lectura3 min
Sociedad08-09-2007

Si bien el siglo XX ha sido el siglo de las grandes guerras, paradójicamente, también han sido los años en los que mayor número de canonizaciones se han llevado a cabo. Si Santa Teresa Calcuta es recordada por sus grandes obras de caridad y humildad ante los sectores más pobres, hay muchas otras figuras que también han marcado un cambio decisivo en la situación política y social del mundo.

Estas personas a pesar de la incomprensión que en muchos casos les rodeó, lucharon por hacer el bien y, no sólo han dejado un huella muy marcada en el seno de la Iglesia, sino que también lo han hecho en la vida de los ciudadanos con sus testimonios de vida, su ejemplo y sus obras. "Orad juntos para conmover el corazón de Dios". Estas palabras fueron el arma que el padre Pío ofrecía para alejar la guerra y que muchos años después hoy mueven casi tres mil grupos de oración. De este modo defendió el entendimiento para la paz, pero un entendimiento basado en un diálogo, y un diálogo basado en el amor al prójimo, fuere de la religión que fuere. Fue ordenado a principios de siglo y decidió luchar por lo que creía realmente importante, la caridad social y el amor entre hermanos, a pesar de tener que enfrentarse a las críticas y prejuicios de su propia familia: la Iglesia. A pesar de ser un sacerdote franciscano piadoso y dedicado a sus oraciones y confesiones, en 1956 abrió con muchas dificultades la Casa del Alivio del Sufrimiento con la intención de hacer todo lo que estuviera en su mano por mitigar las miserias de las familias más humildes. Fue la construcción de esta casa, unida a los comentarios por los estigmas que presentaban sus manos, pies y costados, la que le llevó a enfrentarse a un juicio eclesiástico que le condenó a una especie de arresto domiciliario debido al cual tenía prohibido celebrar misa en público y contactar con cualquiera de sus fieles. Sin embargo, el padre Pío tomó con resignación la decisión de la Iglesia, ahora reconocida como equivocada, y hoy su Casa de Alivio del Sufrimiento es uno de los centros sanitarios más importantes del sur de Italia. La mujer y el Papa Magno Pero no sólo el diálogo interreligioso ha sido en gran pare obra de santos, también en muchos sentidos, la nueva concepción de la mujer en la sociedad tiene sus bases en los valores católicos que santos y mártires han defendido durante todo el siglo pasado. Edith Stein, más conocida como Santa Teresa Benita de la Cruz, fue la única mujer de principio de siglo que estudió la carrera de Filosofía y que después aprovechó sus conocimientos para luchar, mediante conferencias, por el papel y la consideración a la mujer. Con 42 años recibió sus votos en contra de la voluntad de su madre, de origen judío. Sin embargo no tardó mucho en tener que esconderse de los nazis que la persiguieron por sus exilios hasta encontrarla y llevarla a un campo de concentración, donde moriría en la cámara de gas. Pero la proclamación de tantos santos y beatos en el siglo XX ha sido obra, en gran parte, de la actuación de Juan Pablo II, que con ello quería recordar a los fieles que la santidad es posible para todos aunque tenga un camino diferente para cada uno. Pero realmente ha sido él, Juan Pablo II, el gran aportador a la unión entre los pueblos, al acercamiento entre religiones, e incluso entre las propias familias. Defendió a ultranza la dignidad y los derechos del hombre y de la mujer, la institución de la familia, la libertad, la paz, la vida, la caridad; en definitiva, lo que realmente promulgó constantemente era el amor entre hijos de Dios, independientemente de la raza, la religión, el sexo o la clase social de cada uno de ellos. De este modo, muchos de sus actos fueron enfocados a conseguir el acercamiento entre pueblos hasta entonces distanciados. La convocatoria en Asís en 1986 de todos los líderes religiosos del mundo, sus constante hincapié en el origen judío de la religión crstiana, sus visitas a sinagogas y mezquitas y sus encuentros con políticos y líderes de muy diferentes creencias e ideales se han convertido en hechos de gran relieve histórico y que sin duda alguna han marcado un antes y un después en la historia de Europa, y del mundo.

Fotografía de María Reyes Romero