SIN ESPINAS
Europa, España, la France
Por Javier de la Rosa
1 min
Opinión23-04-2007
Tengo la convicción de que el futuro de la civilización occidental depende en gran medida de Francia. La France, cabeza de Europa e inteligencia de la fe cristiana, donde recalaron los primeros papas de la Iglesia, ha sido a lo largo de la historia moderna el motor de nuestro continente. Francia es la razón constructora y si ella se pierde, cómo se perdió en el periodo de la Ilustración, la sociedad europea se ve seriamente mermada. La secularización, la razón y la idea del eterno progreso acabaron con el absolutismo monárquico pero provocaron una auténtica tiranía existencial en todos los incautos que se creyeron el antropocentrismo ilustrado. De todo ello, sigue viviendo la Europa posmoderna que, después de matar a Dios, perdió toda su identidad y asistió a los monstruos de la razón del siglo XX: las guerras mundiales y la antesala de una posmodernidad donde ya no se cree en nada. Esta es la Francia muerta, la Europa muerta o la España que puede morir. Ante eso, una dicharachera Segolen todavía se atreve hablar "de cambio" al estilo "sesentero" como rancio paradigma político, como si hasta los más jóvenes hubiéramos nacido ayer. Y es que el eterno progreso nos ha demostrado ya que lo único de eterno que tiene es el retroceso que provoca. La inteligencia francesa es moderna y sabe reaccionar ante los retos que le plantea el presente pero su corazón nacional e individual tiene que madurar. Creo que España puede ser vital en esa ayuda. Por eso, lo que ocurra en casa de nuestros vecinos tras estas elecciones puede ser el comienzo de la verdadera construcción de Europa.
