ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Apretar el gatillo
Por Almudena Hernández
1 min
Sociedad22-04-2007
Imaginen ustedes que son el objetivo. Que alguien les apunta a la cabeza. Que este es el últiimo minuto de sus vidas. Y que su vida está en un dedo de otro, como cuando los gladiadores eran condenados por el césar. Tres, dos, uno, cero... El dedo aprieta el gatillo. El fuego rompe el aire. El infierno nos atraviesa en forma de bala incandescente, disuelta en pólvora: se acabó. Sin temblores, a sangre fría. Imaginen ahora que ustedes son los dueños del dedo asesino y de la cabeza que ordenó la orden al dedo y del corazón que quiso premeditarlo: acabar con la vida de otro, condenar al reo como el césar, sentir el poder de mandar en los demás hasta aniquilarlos. Uno, otro, otro más, diez, veinte, ¿treinta y dos? Imaginen ahora que por el bien de su salud tienen la opción de seguir una dieta, tomando una ensalada, o saltársela, comiendo un trozo de tarta. Imaginen que a un metro de ustedes, en su nevera hay un plato con una sabrosa y sana ensalada y otro con un exquisito y dulce trozo de pastel. Pero imaginen que el postre acaba de esfumarse en la balda del frigorífico, que no está, que no pueden consumirlo. ¿Qué ocurriría? ¿Cuál sería la sentencia del césar? Imaginen ustedes que son el objetivo de un infarto. La condena a muerte es evidente, pero se puede posponer. Ustedes también tienen la libertad de elegir. ¿Tomarían un trozo de tarta? ¿Apretarían el gatillo? Si no existiera la tarta en su despensa ¿necesitarían hacer dieta para cuidar su salud? El debate está servido. Ustedes, que son objetivo y tienen el arma en la mano, pueden elegir. Siempre hubo prioridades. Pero no todas son igual de importantes, pues no todas las realidades son relativas.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo