ANÁLISIS DE SOCIEDAD
La fórmula divina
Por Almudena Hernández1 min
Sociedad21-01-2007
Ya que un hombre -un pensador llamado Thomas Vasek- ha ideado una ecuación para saber si Dios existe y el resultado de la misma es que hay un 62 por ciento de probabilidades de que sí, entendemos que los nuevos tiempos llaman a modificar la oración más famosa de la historia por esas excusas tontas de la modernidad, el relativismo y el progreso. Como en su día no creímos a Jesucristo sobre la existencia de su Padre -y mira que lo dijo veces-, ¿por qué vamos a dar por buenas las palabras de la oración más famosa de la humanidad? Puestos a hacer fórmulas, planteemos el problema en forma de rogativa. He aquí la versión que el hombre parece haber querido entender de aquella súplica al Padre: Padre que estás en los cielos, en las borrascas y anticiclones, ¿por qué no luchas contra el cambio climático y seguimos viviendo a nuestras anchas, tan tranquilos y ociosos? Padre, haznos caso que somos hijos tuyos para lo que nos interesa. Venga a nosotros la paz de esos paisajes paradisíacos, de playas vírgenes y desiertas, de campos verdes y cielos azules y agua en los pantanos. Hágase nuestra voluntad por encima de todo: que seamos perfectos, eternamente jóvenes, eternamente bellos, que no tengamos que trabajar, que podamos despilfarrar el dinero y abusar y desvariar. Hágase nuestra volutad para que seamos egoístamente egoístas y soberbiamente soberbios. Déjanos caer en las tentaciones que nos dé la gana y por supuesto, líbranos del mal, pero no libres a los otros del mal que les hacemos, pues somos pequeños dioses malcriados de tanto amor, sordos que no quieren oír e ignorantes parlanchines que nos atrevemos a hablar y decir muchas cosas, también éstas.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo