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ANÁLISIS DE ESPAÑA

De crisis internas

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España19-11-2006

El último Comité Federal del PSOE ha servido para evidenciar las divisiones del partido en algunos asuntos como la política del agua o la elección a dedo del candidato para la Alcaldía de Madrid. El líder de los socialistas valencianos llamó “insolidario” al de Castilla-La Mancha, mientras un destacado miembro de la federación madrileña criticaba a Blanco por la designación de Miguel Sebastián. ¿Crisis interna?. Puede. Pero esto en el PSOE no es noticia. Precisamente por eso, estas últimas desavenencias no son problema para Zapatero. Los socialistas llevan 125 años de vida a sus espaldas y se han enfrentado a multitud de situaciones de este tipo. No es necesario irse al Congreso de Suresnes o a las disputas entre los guerristas y el resto del mundo. El propio Zapatero salió elegido en unas elecciones primarias, que es el mejor ejemplo de cómo un partido puede sobrevivir con distintas opciones. Ya durante su mandato se tuvo que enfrentar a las broncas públicas entre Ibarra, Bono y Maragall. Pero a diferencia de los implicados, ni él líder, ni el partido se vieron seriamente afectados. La historia y la experiencia les ayudan a manejar estas situaciones con soltura, como un inconveniente más del devenir político. Y si encima van arriba en el marcador, estos conflictos se llevan con mejor cara. Diferente es cuando se está en la oposición y las cosas no marchan como deberían. Este es el caso del PP, donde las crisis internas sí son noticia, y por tanto un problema. A diferencia de los socialistas, los populares no saben vivir con la estrategia del desorden ordenado. Les va mejor con los liderazgos fuertes que cohesionan el partido por que sí y punto. Huir de los equilibrismos ha sido siempre su mejor garantía de éxito para controlar a las posibles ovejas descarriadas. Pero para eso es necesario tener clara cual es la línea a seguir, o visto de otro modo, cual es la que no se puede seguir. Eso Rajoy es algo que de momento no ha conseguido, ni parece que vaya a hacerlo ya. Después de tanta crítica al estatuto catalán, va y reconoce la “realidad nacional” andaluza. Por si había alguna duda se muestra dispuesto a repetir la fórmula en Galicia. Ante esto Zaplana sale contestón pero es Fraga quien le manda callar. Estos cambios en materia estatutaria -como el giro en la política del agua-, son difíciles de entender para un electorado y una militancia partidaria de las cosas simples de toda la vida. Lo grave del vaivén de Rajoy no es sólo la posibilidad de afloramiento de voces críticas dentro del partido, sino que con ello ha tirado por la borda dos años de oposición. Y ahora a otra cosa mariposa. Rajoy pretende ganar tiempo mientras pone orden en casa apelando a la seguridad ciudadana, un asunto tan necesario como recurrente. Pero a perro flaco todo son pulgas y cuando se está en otra cosa se olvidan los detalles. Resulta que hacen un vídeo para denunciar el aumento de la delincuencia en la era Zapatero y usan para ello imágenes correspondientes a la etapa de Aznar. ¿Retorcidos?, ¿Malintencionados?. No. Simplemente torpes. Otro ejemplo es la visita del polémico Teodoro Obiang. Zapatero adelanta repentinamente su cita y apenas hay imágenes del encuentro. Rajoy la mantiene y todo el mundo es testigo de su apretón de manos con el dictador africano. Es decir, le invita el Gobierno y el que se hace la foto es la oposición. Puestos a analizar las razones del comportamiento de Rajoy, tan sólo cabe una conclusión. Quizá sea este el único camino para llegar a un punto en común con el presidente Zapatero. A este paso, ambos terminarán coincidiendo en algo: acabarán la legislatura pendientes de ETA. No es un chiste, es la victoria de los terroristas. ¿Quo Vadis?.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio