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RELIGIÓN

Benedicto XVI reafirma la necesidad del celibato

Por María Reyes RomeroTiempo de lectura2 min
Sociedad17-11-2006

El Vaticano señala mediante un escueto comunicado, la consolidación del celibato sacerdotal. El texto subraya además la necesidad y exigencia de una "sólida formación humana y cristiana", que debe impartirse tanto a los seminaristas como para los sacerdotes que ya fueron ordenados con anterioridad.

La reunión mantenida por el Pontífice y los más influyentes cardenales de la Curia se centró, entre otras cosas, en el análisis de los más controvertidos aspectos de la soltería sacerdotal. El encuentro duró tres horas y ha sido considerado como la primera vez que se discute este tema de manera oficial en "el más alto nivel eclesiástico", según apuntaba Radio Vaticano. El celibato fue establecido por el II Concilio de Letrán en el siglo XII e implica tanto la prohibición del matrimonio como de las relaciones sexuales entre los sacerdotes de la Iglesia Católica. Una tradición que se ha conservado de manera férrea y se ha mantenido intacta durante estos años. Últimamente ha salido a la palestra tras la polémica generada por el caso del arzobispo afroamericano Emmanuel Milingo. Un eclesiástico de 76 años que fue excomulgado cuando en 2001 contrajo matrimonio en una masiva ceremonia de la secta Moon, a la que pertenecía su esposa. Ahora, Milingo hace campaña abierta en favor a los curas casados lo que ha provocado un nuevo enfrentamiento contra el Vaticano y la apertura del debate acerca de esta tradición. Otro de los temas tratados en la reunión, y que de igual modo ha salido reafirmado sin modificaciones, ha sido las dispensas sacerdotales otorgadas por el Vaticano. Benedicto XVI ratificó, sin nisiquiera nombrarla, la normativa aprobada por Juan Pablo II en 1979 y que aún hoy se conserva vigente. Según fuentes eclesiásticas, todos los años llegan 1.200 peticiones de dispensas de sacerdotes y sólo se concede una media de 500. La mayor parte de las mismas son otorgadas a sacerdotes casados por lo civil y a otros a los que los exámenes que se les efectuaron demostraron que nunca debieron ser ordenados. De este modo se cumplen las palabras de Juan Pablo II cuando aseguraba que las dispensas sacerdotales no podían considerarse como un "derecho" que la Iglesia católica tenía que reconocer de manera indiscriminada y por ello no pueden exigirse.

Fotografía de María Reyes Romero