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SIN CONCESIONES

Un blindaje para Zapatero

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión05-11-2006

No hay peor enemigo que aquel que comparte casa contigo. Esto mismo debe de estar pensando Zapatero. Sus propios compañeros de partido le han asestado una puñalada por la espalda. Antes fue Bono. Ahora, Montilla se oculta tras una maestra operación política que puede tambalear el futuro de Zapatero al frente de La Moncloa. El principio de acuerdo entre el Partido Socialista de Cataluña, Esquerra Republicana e Iniciativa-Verds es una traición en toda regla a los intereses del presidente del Gobierno. Zapatero aspiraba a que las elecciones catalanas depararan una alianza sociovergente entre CiU y PSC. Al fin y al cabo, fue Zapatero quien provocó el enfado de ERC y su posterior expulsión de la Generalitat cuando pactó el nuevo estatuto con Artur Mas. Fue Zapatero quien impidió que Maragall repitiera como candidato y fue él quien forzó el adelanto electoral. Toda la estrategia estaba minuciosamente planificada para reinstaurar la estabilidad en Cataluña y devolver la tranquilidad al Partido Socialista. Pero Zapatero no contaba con que le traicionaran sus propios compañeros, especialmente Montilla. Montilla inició la misma noche de las elecciones los contactos para reeditar el tripartito. Aunque la ley otorga un plazo de 30 días para investir presidente, el ex ministro de Industria sabe que el tiempo corre en su contra. Cada día que pase mayor será la presión de Zapatero para que el PSC apoye a Artur Mas. No es casualidad que Montilla haya llegado a un principio de acuerdo con ERC e ICV para reeditar el tripartito durante los tres días que el presidente del Gobierno ha permanecido fuera de España. Mientras Zapatero se reunía en Uruguay con los líderes iberoamericanos, Montilla daba el primer paso para suceder a Maragall al frente de la Generalitat. Aun siendo socialistas y pese a haber compartido responsabilidades en el Gobierno de España, los intereses personales y partidistas de Zapatero y Montilla son frontalmente opuestos. Montilla sabe que el tripartito es su única oportunidad para dirigir Cataluña. Por su parte, a Zapatero no le importa ceder una comunidad a CiU si a cambio asegura el apoyo de los nacionalistas en el Congreso durante cuatro años. Es decir, lo que verdaderamente está en juego es el futuro gobierno de España. Entregar el gobierno catalán a CiU equivale a comprar su silencio hasta el final de la legislatura y blindar su voto a favor para que Zapatero vuelva a ser presidente tras las elecciones generales de 2008. Es el milagro que tanto necesita Zapatero. Reeditar el tripartito sería una catastrófica noticia para el PSOE. Montilla dejaría en cuestión el liderazgo de Zapatero y evidenciaria su sometimiento interno al PSC. El ansia independentista de Esquerra Republicana también traería cuantiosos dolores de cabeza al jefe del Gobierno, aunque -como cuentan en privado- quede fuera Carod-Rovira. Lo peor para Zapatero sería el monumental enfado de Artur Mas. Aunque en campaña prometió que jamás pactaría con el Partido Popular, el líder nacionalista va camino de convertirse en el principal socio de Mariano Rajoy. A partir de ahora, CiU abandonará la complacencia que ha tenido con Zapatero desde que pactó el estatuto e iniciará una etapa de férrea oposición. La estrategia de aislamiento al PP que ha desarrollado el PSOE durante toda la legislatura puede romperse en añicos si Montilla culmina la reedición del tripartito. En tal caso, CiU se convertirá automáticamente en el principal aliado de Rajoy para derrocar a Zapatero. El PP ya no estaría solo en las votaciones parlamentarias, hallaría un respaldo a sus críticas y sumaría a su estrategia de oposición a un experto, moderado e inteligente político como Durán i Lleida. Además, con los votos de CiU echaría abajo en el Senado todas las iniciativas del Gobierno. Malo panorama para Zapatero a seis meses de unas elecciones autonómicas y municipales. Por eso hará todo lo posible para impedir que el tripartito salga adelante. El presidente del Gobierno quiere un blindaje para aguantar otros cuatro años en La Moncloa pero parece que Montilla y sus propios compañeros de partido quieren darle la patada cuanto antes.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito