Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

SIN CONCESIONES

El desliz de Benedicto XVI

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión17-09-2006

"Muéstrame aquello que Mahoma ha traído de nuevo y encontrarás sólamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba". No son palabras de Benedicto XVI, sino las del emperador bizantino Manuel II a un sabio persa allá por el año 1391. Sin embargo, el Papa incluyó esta cita en su discurso ante la Universidad de Ratisbona (Alemania) para argumentar la supremacía de la razón como camino a Dios. Buen mensaje de fondo aunque desafortunado en la forma. Ratzinger y sus asesores debieron adivinar las consecuencias adversas que tendría en el mundo musulmán. Eran fáciles de prever. Cometido el error, el Vaticano no ha tenido inconveniente en reconocerlo por dos veces y hasta el propio Benedicto XVI ha pedido disculpas en persona por la posible ofensa a los seguidores del islam. Las protestas han llegado desde Egipto, Paquistán, India, Palestina, Bangladesh, Indonesia... Han organizado manifestaciones, han quemado banderas vaticanas e incluso han amenazado de muerte al Papa. En enero reaccionaron igual cuando un periódico danés y una revista noruega publicaron unas viñetas del profeta Mahoma. Entonces, llegaron a atacar varias embajadas europeas porque los dibujos presentaban como un terrorista al fundador del islam. En países como Líbano -donde ahora hay 500 militares españoles- y Siria quemaron las sedes diplomáticas de Dinamarca. Estados Unidos y el Vaticano fueron los primeros en defender a los musulmanes ante semejante ofensa y falta de respeto. Ahora, el Papa no ha atacado a Mahoma sino a los que matan en su nombre. Pero la respuesta ha sido la misma: más violencia y más amenazas. Ha pedido disculpas pero algunos musulmanes han comparado las palabras de Benedicto XVI con las Cruzadas, sin darse cuenta de que también estaba rechazando la conducta en el pasado de la propia Iglesia al condenar la violencia como vía para propagar la religión. De hecho, el polémico discurso acabó con un expreso llamamiento a la concordia y entendimiento entre religiones: "En el diálogo de las culturas invitamos a nuestros interlocutores a encontrar este gran logos, esta amplitud de la razón". El Gobierno de España, que en julio se fotografiaba con el Papa y presumía de un trato "cordial", ha demostrado una vez más sus incongruencias. Nuestro ministro de Exteriores apeló al entendimiento entre civilizaciones cuando se produjo la crisis de las viñetas de Mahoma pero ahora ha exigido una rectificación al Pontífice por molestar a la comunidad musulmana. Es curioso, porque ni Zapatero ni Moratinos han reclamado todavía a Íñigo Ramírez de Haro que pida perdón a los católicos por su obra Me cago en Dios y tampoco han rechazado los insultos del actor Pepe Rubianes a España y los españoles. Como buen cristiano, Benedicto XVI ha admitido su pecado y ha pedido disculpas como penitencia. Sin embargo, los reproches y amenazas han ido a más: una monja italiana ha sido asesinada en Somalia y al menos cinco iglesias han sido atacadas en Palestina. Mahoma no tenía más armas que su risa y su alegría. El problema no es la religión sino los que siembran el terror en su nombre. Estos ni leen discursos del Papa ni atienden a lamentos. Simplemente promueven el fanatismo a través de la violencia. A ellos y sólo a ellos criticaba Benedicto XVI y tendrían que perseguir el resto de los musulmanes, sus países, las demás religiones y todos los gobiernos occidentales, incluido el de Zapatero.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito