ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Silencio, por favor
Por Almudena Hernández1 min
Sociedad17-09-2006
El día que nos callemos para, al menos, pensar lo que vamos a decir, seguramente el mundo marcharía de otra manera. Pero no, ahí estamos, pidiendo agua para todos mientras los aspersores inundan los maizales de Castilla cuando el termómetro supera los 30 grados. Ni en la noche callamos. Al contrario, permitimos que nuestros adolescentes la llenen del ruido de los cristales rotos del botellón. ¡Qué fácil entra el alcohol en los jóvenes y cuánto cuesta que entren las letras! El día en el que nos atrevamos a guardar silencio quizás sea demasiado tarde. Para entonces estemos posiblmente criando malvas. Callar no es llenar el aire de nada, sino regalarle a nuestra cabeza la libertad de saciarse de pensamientos reposados. Guardamos un minuto de silencio por los muertos sin saber que matamos con el ruido nuestras vidas. Gritamos a los cuatro vientos que "España va bien" y quienes nos creen se arruinan la vida. En nuestra desgracia, vivimos días de arrepentimiento y desazón por no haber hecho más silencio. Dicen que uno de cada tres de nosotros vamos a tener cáncer. Y resulta que la cercanía de esta enfermedad nos hiere la boca. Evitamos llamarla por su nombre, contagiados de la negatividad inexplicable de hacer silencio. Ya lo dijo Ortega y Gasset: "Debe hacernos meditar el hecho de que Dios sea tan silencioso. ¡Qué bien guarda su secreto! Tal vez es tan dramáticamente mudo porque sabe demasiado sobre nuestro interior y una sola palabra reveladora de lo que piensa de nosotros nos aniquilaría".
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo