SIN CONCESIONES
Consejos para el verano
Por Pablo A. Iglesias2 min
Opinión23-07-2006
Ahora que llegan las vacaciones, surgen multitud de opciones para disfrutar del verano. La mayoría de los españoles opta por la playa, símbolo del descanso y la pereza. Algunos prefieren paraísos lejanos como Haití, Bali o Punta Cana, refugios del libertinaje. Otros optan por destinos exóticos y de moda como India, Cuba o Tanzania, donde olvidar los problemas. Pero mi recomendación para este mes de agosto es quedarse en España y recorrerla de un extremo a otro. La causa de muchos males que aquí padecemos es que los españoles no conocemos nuestro país, nuestra cultura, nuestra historia y a nuestros propios compatriotas. Creemos las falacias de los gobernantes y los estereotipos que representan nuestros políticos. Ni todos los catalanes son como Maragall ni los vascos se asemejan a Ibarretxe ni los gallegos a Rajoy ni los leoneses a Zapatero. Los españoles a veces no apreciamos, por desconocimiento, un país que causa entusiasmo en los extranjeros. No es sólo una cuestión de clima, por mucho que alemanes y británicos abarroten las playas de Mallorca y Málaga. Admiran nuestra gastronomía, nuestra lengua -castellana, por supuesto-, nuestra alegría, nuestro arte, nuestros vinos y tantas cosas más. Es curioso, por ejemplo, que en el Camino de Santiago haya más foráneos que españoles. Encuentras alemanes, húngaros, japoneses, austriacos, italianos, franceses... Algunos de ellos conocen la historia de España mejor que nosotros mismos y muestran más respeto hacia las tradiciones y creencias hispanas que muchos que aquí viven. Desde fuera, valoran a España en su conjunto y no por los hechos diferenciales que se inventa el gobernante de cada comunidad autónoma. Entienden e incluso hablan español mejor de lo que nosotros chapurreamos el inglés pero no comprenden que los letreros de Navarra y Galicia estén escritos en idiomas distintos. Estas vacaciones pueden servir para descubrir la verdadera España, la que conformamos millones de ciudadanos y no aquella que adaptan a su voluntad los dirigentes políticos. Una opción consiste en cruzar de este a oeste el norte de la Península siguiendo el Camino de Santiago. Otra pasa por viajar de sur a norte a través de la Ruta de la Plata. Ambas llevan a la ciudad del apostol y ambas cuentan con siglos de historia. Pero hay muchas más. En cualquier pueblo o ciudad -sean de Navarra, Galicia, Andalucia, La Rioja, Extremadura o Castilla- el peregrino puede sorprenderse con la hospitalidad, la simpatía, la generosidad y la gentileza de los lugareños. En el trayecto también aparecen pintadas con soflamas independentistas o antitaurinas pero no hay rastro de sus autores. Es una minoría que genera ruida y a la que se combate con pocos argumentos. En cada parada siempre existe una ermita, una catedral o una iglesia que dan fe de las raíces cristianas de España y con las que otra minoría quiere acabar. Las vacaciones ofrecen una oportunidad inigualable para verificar que España, en su conjunto, es un país maravilloso que enamora a quienes lo conocen. Y para conocerlo sólo hay que salir de casa y recorrerlo.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito