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SIN CONCESIONES

Contra cualquier terrorismo

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión15-07-2006

Once. Cifra maldita. Sinónimo de muerte. Un martes 11 marcaba el calendario cuando un grupo de terroristas estrellaron dos aviones en las Torres Gemelas de Nueva York. Jueves 11 era el día que una panda de islamistas voló varios trenes en Madrid. Y cuando unos miserables atentaron contra el servicio ferroviario de Bombay la fecha también señalaba al once. No es casualidad sino el macabro capricho de los enemigos del Hombre. La India llora los muertos como antes lo hicieron Estados Unidos, Indonesia, España y Gran Bretaña. Aún no saben quiénes son los autores materiales de la masacre pero conocen su motivación asesina, espíritu inhumano e intenciones irracionales. Son terroristas, y nada más. Poco importan las siglas de su banda, la ideología que profesan o los objetivos que reclaman. Son criminales, vulneradores de la ley, tiranos, aniquiladores de la libertad, insociables y difícilmente reinsertables. Cuando los identifiquen, deben ser detenidos, juzgados, condenados y encarcelados. Al contrario que los terroristas, el Estado de Derecho debe seguir meticulosamente la ley contra los causantes de una matanza como la de Bombay. Las víctimas, sus familias, la sociedad civil, la democracia misma, los países vecinos y el resto de la comunidad internacional exigen Justicia. Israel ha optado por una vía muy distinta para combatir al terrorismo islamista. En lugar de aplicar la ley, responde con la misma moneda. El ojo por ojo y diente por diente impera en la cultura judia desde hace miles de años. El Ejército israelí bombardea territorio palestino como respuesta al secuestro de varios soldados. Incluso ataca al vecino Líbano porque no colabora en el desmantelamiento del grupo terrorista Hezbolá. Aunque la situación no sea la misma, tampoco Francia ayudó durante décadas a España en la lucha contra ETA y no por eso invadimos Bayona de guardias civiles. Israel deja a un lado la legalidad, renuncia a la Justicia y recurre a la venganza. Olvida que el mal sólo engendra mal de la misma manera que la violencia siempre genera más violencia. Algo parecido se intentó en España para acabar con ETA y el final resultó contrario al deseado. Fueron los años del GAL. Guerra sucia contra los terroristas, muertes sospechosas de algunos etarras, secuestros erróneos de inocentes... todo fueron errones. ETA fortaleció su ideología victimista y aquella ilegalidad le acabó costando el puesto de presidente del Gobierno a Felipe González. Ahora, José Luis Rodríguez Zapatero se permite el lujo de dar lecciones a Israel de cómo poner fin al terrorismo y sigue la tesis contraria a la del también socialista Felipe González para lograr la desaparición de ETA. Después de al menos dos años de encuentros secretos con los terroristas, va a empezar una negociación directa con ellos. Aquí la ley también queda a un lado: desde el Gobierno piden flexibilidad a los jueces y el PSOE se reúne públicamente con Batasuna pese a ser un partido ilegalizado. Es inconcebible que quienes dirigen el Estado no crean en sus instrumentos para combatir la mayor amenaza que éste puede sufrir. Prefieren inmertir a los ciudadanos en un atajo tan arriesgado como peligroso en vez de aplicar la ley con paciencia y determinación. La paz sin Justicia no es paz. No a cualquier precio. Por encima siempre estarán la democracia, el bien común, la moral y las víctimas. Una de ellas fue Miguel Ángel Blanco, secuestrado por ETA en 1997 y asesinado 48 horas más tarde tras un chantaje de los terrorists al Estado de Derecho. Aquel día, cuando Txapote le disparó dos tiros en la cabeza era 11 de julio. Nueve años después, su familia sólo pide Justicia. No quiere venganza -como Israel- ni negociación -como Zapatero-. Los padres de Miguel Ángel quieren que los asesinos de su hijo paguen el crimen. Quieren lo mismo que las familias de las víctimas de Nueva York, Madrid, Londres y Bombay.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito