ANÁLISIS DE ESPAÑA
¿Qué hacemos con el PNV?
Por Alejandro Requeijo3 min
España09-07-2006
Hay ocasiones en las que una reunión es importante, no tanto por lo que se hable en ella, sino por lo que representa. Tan es así, que incluso hay veces en las que es la propia foto lo que queda grabado en la memoria. La historia tiene sus ejemplos. He ahí la imagen de Franco y Hitler en Hendaya. Todavía hoy es recordada. Pero dejando a un lado el incómodo pasado, la España de Zapatero también tiene su colección de fotos. Quizá la más representativa sea la de Mas con el líder del Ejecutivo en el Palacio de La Moncloa. Un apretón de manos que marcó el futuro del Estatuto catalán y el de alguno más. Ahora, a ese selecto grupo de instantáneas con mensaje propio, se ha unido la primera reunión pública entre el PSE y Batasuna. Lo cierto es que la imagen de Otegi y sus dos acompañantes junto a Patxi López y Rodolfo Ares se presta a un sin fin de interpretaciones. Podría ser el principio del inicio del fin de la ilegalización de Batasuna o la rendición de los terroristas que han aceptado las reglas del Estado de Derecho, o al revés… En fin, el tiempo y la negociación lo dirán. De momento, al analizar la foto desde un punto de vista puramente político. Es decir, no necesariamente ético ni moral, si hay algo que confirma el encuentro entre socialistas y abertzales es el monopolio de estas dos formaciones en el proceso iniciado tras el alto el fuego de ETA. Desde el principio, el partido ilegalizado se lanzó a encabezar la nueva situación en el País Vasco. Las calles y los medios de comunicación han experimentado el incremento de su presencia y su tono. Mientras, a nivel nacional es el PSOE quien lleva la voz cantante. Con el consentimiento involuntario del PP, los socialistas se han adueñado de la palabra “paz”, y de ese pastel también está comiendo el PSE. De ahí la reunión entre los socialistas vascos y Batasuna. Según dijo Patxi López, el encuentro forma parte de una rueda de contactos con todos los partidos vascos. No obstante, a algunos todavía ni si quiera se les ha dado hora de visita. Este es el caso del PNV. Resulta difícil de creer que el principal partido de Euskadi, la formación que, de una manera u otra, ha estado presente en las instituciones vascas durante las últimas tres décadas, ahora se vaya a quedar al margen del que podría ser el proceso más importante de la historia democrática de esa comunidad. Desde el PSE dicen que el lehendakari Ibarretxe se ha quedado fuera de juego. No les falta razón. Aún así es poco probable que los nacionalistas se queden de brazos cruzados. No están dispuestos a dejar que otros se cuelguen una medalla que ellos siempre han considera suya. Los peneuvistas, antes o después moverán ficha. No obstante, más les vale que sea antes porque su futuro es poco prometedor. Podrían empezar por preguntarle a Maragall hasta donde pueden llegar los efectos de una foto inmortalizando un inesperado apretón de manos. Históricamente, el PNV lucha con Batasuna por un mismo espacio electoral en su extremo más radical. Pero ahora le ha salido otro competidor. El giro nacionalista llevado a cabo por Patxi López y Zapatero en el PSE amenaza los votos del PNV en el otro lado, en el de un nacionalismo más moderado. A día de hoy, un final de la violencia reforzaría tanto a los batasunos, que para entonces ya estarían reinsertados en la vida política como a los socialistas. Esta pérdida de votos en dos sectores claves para el PNV, sumada a posibles pactos entre el PSE y una Batasuna ya aceptada por la Justicia, aumentaría preocupantemente para el PNV las posibilidades de perder el poder. Por todo esto, las sonrisas entre Otegi y López son, más que inéditas, un aviso para navegantes.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio