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RELIGIÓN

Iglesia y Estado cada vez más distantes

Por Maite NúñezTiempo de lectura2 min
Sociedad09-07-2006

Poco a poco la distancia entre el Gobierno español y la Iglesia católica ha ido aumentando. El pasado año 2005 el Papa Juan Pablo II expresaba su preocupación por el laicismo y la indiferencia religiosa en España. Este hecho es lo que promovía, para el difunto pontífice, el desprecio por la religión y la restricción de la libertad religiosa.

Pero no sólo ha sido este factor el que ha causado el distanciamiento entre la Iglesia y el Estado. El pasado mes de junio el secretario Federal de Política Municipal y Libertades Públicas del PSOE, Álvaro Cuesta, propuso la eliminación gradual de la financiación pública de la Iglesia por medio de los presupuestos del Estado y a cambio, incentivar de forma fiscal las donaciones económicas a cargo de los fieles. En el discurso de apertura de la jornada La laicidad como marco para la libertad, acto que constituyó el partido socialista, Álvaro Cuesta señaló que la asignación tributaria a la Iglesia contemplada en el IRPF es inconstitucional porque esto "rompe el principio de neutralidad del Estado y beneficia a una confesiones sobre otras". Asimismo, el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, ha asegurado que la financiación que obtiene la Iglesia del Estado "no es sostenible y habrá que revisarla". Además, el tema de la educación también ha levantado ampollas. El Papa ha pedido que la asignatura de religión sea equiparable al resto de las asignaturas tal como "contemplan los acuerdos Iglesia-Estado". De hecho, el cardenal primado y arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, ha criticado la política del Gobierno en materia de educación y familia y ha asegurado que si no se respetan los acuerdos con la Santa Sede en la educación "acudiremos al Tribunal Supremo". Asimismo, la Iglesia mantiene su desacuerdo con el Gobierno en cuanto al aborto o el divorcio rápido así como las bodas de homosexuales que aprobó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero el pasado año, ya que la Iglesia aboga por el matrimonio tradicional. De hecho, la Iglesia católica ha manifestado en diferentes ocasiones que las uniones homosexuales son un "ataque frontal contra la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer". Además, las criticas de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega el pasado año, apenas unos días tras la muerte de Juan Pablo II no ayudaron a que las cuerdas dejaran de tensarse. De la Vega acusó al difunto Papa de "cerrar los ojos a lo que pasa en África". Sin embargo, a pesar de las tensiones entre el Vaticano y el Gobierno, ambos han intentado que este tira y afloja no salpique a las relaciones entre estados.

Fotografía de Maite Núñez