ANÁLISIS DE LA SEMANA
Final del trayecto
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad28-10-2001
Es sinónimo de descanso en vacaciones, el infierno de un atasco en las grandes ciudades aparece de lunes a viernes. Otras veces es una obligación, una necesidad o una forma de cambiar de vida, dotarla de sentido, ordenarla, aliviarla, ampliarla. En ocasiones, las menos, viajar también puede significar perderla. Pero eso no lo sabe nadie, aunque a veces podría remediarse. Podría, siempre en pasado... La definición de seguridad en el viaje por carretera ha difuminado los conceptos secundarios del para qué: negocios, placer, ida o vuelta. El accidente del túnel de San Gotardo ha reabierto el debate de la seguridad en los pasos subterráneos. El curriculum de las tragedias que ha habido en los últimos años en Europa en estos trayectos es amplio. La belleza del Valle de Arán no es ajena al peligro que puede acontecer en el interior del túnel de Vielha, en Lérida. Este túnel español es uno de los más inseguros del viejo continente, según un estudio. El Gobierno ha aprobado un presupuesto para reformarlo, pero el plazo de finalización de las obras todavía no se ha agotado y transportistas y políticos de la zona continúan enfrentados. Además, después de la reforma de la Ley de Tráfico, el conductor debe tener otras cosas en cuenta al atravesar Vielha y coger el volante en cualquier carretera española. El uso del móvil, verbigracia, aunque bajo tierra no exista cobertura. Por encima de la Tierra y de su atmósfera, viajar al espacio es una aventura que en ocasiones no precisa de billete de vuelta. Algunas naves de la NASA se estropearon por el camino hacia Marte. Finalmente, La Odyssey ha podido llegar a la órbita del planeta rojo. Rosa fue, o quiso serlo, el color de los viajes de luna de miel, que en ocasiones mudan el tono de la tez por los golpes. Muchas mujeres españolas salen de casa cada vez más para denunciar los malos tratos, aunque todavía quedan aquellas que regresan, a veces, para morir. Los hipotéticos viajes en el tiempo podrían llevar a cualquier soñador a épocas de dinosaurios y cocodrilos gigantes o a épocas en que la Educación se buscaba más en los libros, no se revindicaba en las calles. El estudiante español –no todos, claro-, grita por las calles de las capitales hasta la fachada del Ministerio. No sabe el tiempo que pierde mientras camina hacia el final del trayecto de la manifestación correspondiente.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo