SIN CONCESIONES
¿Quién paga mi piso?
Por Pablo A. Iglesias2 min
Opinión01-05-2006
La primera vez que realmente pensé seriamente en votar a Zapatero fue cuando prometió un piso a todos los jóvenes. La campaña electoral de 2004 llegaba a su fin con los candidatos de PSOE y PP muy igualados. No recuerdo donde, pero aquel día el ahora presidente del Gobierno garantizó que con él en La Moncloa bajaría la vivienda y todos los jóvenes podríamos comprarnos una casa digna a un precio asequible. Aquello me emocionó. Yo estaba a punto de casarme. Llevaba más de seis meses locamente desesperado por mi infructuosa búsqueda. Y Zapatero apareció ante mis ojos como un salvador para casi convencerme. Ni el accidente del Prestige, ni la guerra de Iraq, ni el bodorrio de Anita Aznar. La mejor razón para dar mi confianza a Zapatero era aquella promesa. Zapatero ganó las elecciones y yo pedí mi piso. Sin embargo, los precios siguieron subiendo a un ritmo desorbitado pese a que los expertos garantizaban que el mercado no aguantaba semejante incremento. El presidente del Gobierno nombró ministra de Vivienda a María Antonia Trujillo y los problemas aumentaron todavía más que los precios. La mejor idea que ha tenido la ministra en estos dos años es construir apartamentos apretrujillos de 30 metros. Por lo menos deben de ser cómodos, porque permiten hacer la comida, lavar la ropa, ver la tele y limpiarse los dientes sentado en la cama. Dado el tamaño, no hay otro remedio. Desde que gobierna Zapatero no sólo ha subido el precio de la vivienda. Todos los productos se han disparado y la inflación crece el doble que los salarios. Consecuencia: cada vez somos más pobres. El empleo comienza a mostrar síntomas de debilitamiento y eso que las condiciones laborales de millones de españoles, sobre todo las de la juventud, son precarias e indignas. Y para colmo el Gobierno quiere suprimir las desgravaciones que tenemos los jóvenes en la compra de una vivienda. Yo sigo esperando mi piso, el que prometió Zapatero. En cambio, el presidente del Gobierno dedica más tiempo y esfuerzos a las reformas de los estatutos de autonomía. Que Cataluña, Andalucia o Madrid se definan como naciones no va a solucionar el problema de la vivienda ni en Madrid ni en Andalucia ni en Cataluña. España afronta muchas dificultades que deberían ser resueltas: paro, inflación, desigualdades, inmigración, infraestructuras, delincuencia... cualquiera menos debatir si Cataluña es una nación o si los monos requieren derechos humanos. Así que mientras los dirigentes políticos se pelean y discuten por banalidades yo he seguido buscando piso, me he endeudado hasta la jubilación y he adquirido un techo en copropiedad con al banco. Quizá tengan que pagarlo mis hijos, dado que desde el Gobierno no se ofrecen otras soluciones. Ahora no les votaría ni aunque me regalen un chalet, no vaya a ser que luego, si vuelven a ganar, me lo quiten.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito