ANÁLISIS DE ECONOMÍA
¿Quién depende de quién?
Por Gema Diego2 min
Economía16-04-2006
Nos empeñamos en afirmar que el Tercer Mundo depende de nosotros, de nuestras limosnas y de la buena voluntad que demostremos en adquirir sus productos a un precio justo. Pero el comportamiento del petróleo, que esta Semana Santa ha dado un nuevo susto, nos demuestra que los países a los que llamamos pobres tienen más poder del que aparentan sobre nuestro bienestar diario. Con el barril de Brent en 70 dólares, salir de vacaciones, ya sea con coche propio o con avión ajeno, duele más en el bolsillo. Al igual que costear los vicios más o menos restringidos en ciertos establecimientos, que han llevado al IPC a continuar con su marcha ascendente. Y lo peor es que la tasa subyacente, la más peligrosa por su estabilidad, también ha crecido. Estos palpables incrementos en los precios desvelan que la llave para manejar el mundo no está solamente en Occidente y que el camino hacia la independencia pasa por una apuesta más fuerte por lo autóctono y lo alternativo. Ejemplos como el de esta Semana Santa, en que los molinos de viento han proporcionado en nuestro país la cuarta parte de la electricidad demandada, o la proliferación de intentos de fusiones en este sector en Europa, nos dan pistas sobre el camino que se debería emprender. Otra solución para aligerar la carga del petróleo está en la creación de plantas de bioetanol, lo que, a la vez, paliaría el problema de buscar un destino a la remolacha excedentaria o una nueva ocupación para los agricultores que vivían de este cultivo. Si hasta en Bolivia el asunto de los hidrocarburos es de primer orden dentro del interés gubernamental, no estaría de más añadir un esfuerzo a la puesta en marcha de energías limpias, renovables e inagotables. Eso, o continuar independientemente a expensas de los vaivenes en los países en vías de desarrollo.