ANÁLISIS DE ESPAÑA
Demasiado torpes
Por Alejandro Requeijo3 min
España19-03-2006
Dos años han pasado ya desde que Zapatero se asomará a su ventana de la calle Ferraz para recibir los primeros gritos como “¡presidente!, ¡presidente!”. La legislatura socialista acaba de cruzar el ecuador y, sin embargo, el ritmo que marcan los políticos es más propio de una recta final. Fuentes del Partido Popular barajan incluso un adelanto en las elecciones. Quizá por ello, los de Rajoy han decidido pisar el acelerador en busca de un golpe de efecto pero, una vez más, las prisas han demostrado ser malas compañeras de viaje. Mientras los socialistas conmemoraban la victoria enarbolando su bandera del talante y el buen rollito, el PP decidió aumentar su campo de acción. No obstante el resultado fue otro gatillazo al estilo de la Convención Nacional del mes pasado: apostaron por remover de nuevo los lodos de una guerra que hace tiempo que tienen perdida. El 11-M volvió a los discursos de los populares en su versión más radical para regocijo de sus adversarios. Una mochila le ha bastado a Rajoy para poner en duda toda la investigación de los atentados. Con ello no ha conseguido nada más allá del rechazo de los de siempre al que se han sumado otros nuevos como los estamentos judiciales y policiales. El PP demuestra con esto que su oposición termina y acaba en el Estatut y la lucha antiterrorista y que fuera de esos dos asuntos, la imaginación y las iniciativas brillan por su ausencia. Se atascan en el pasado y se empeñan en repetir una jugada que sólo reporta resultados negativos. Además la estrategia provoca dudas dentro del propio partido. El siempre díscolo Gallardón ya ha contradicho a su jefe y ha salido en defensa del sumario del 11-M. ¿Sálvese quien pueda?. El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero en este caso, Mariano ya lleva unas cuantas. Más o menos como su compañero Zaplana. Lo sucedido en el Congreso de los Diputados a raíz de su comentario no es más que una radiografía de la política española de los últimos dos años. Crispación, espectáculo, insultos gratuitos, sobreactuación. Zaplana recitó una de esas declaraciones que sus señorías se traen aprendidas de casa. Una de esas frases de 30 segundos pensadas para entrar en el informativo de la noche. Lo consiguió. Salió en todas las cadenas, aunque no como él esperaba. La frase no aportaba absolutamente nada, simplemente era una descalificación más, como las que se escuchan habitualmente en todas las sesiones de control. No obstante, Zaplana no había terminado todavía su alegato cuando su cara dejó entrever una mueca de perplejidad. Diputadas socialistas y de IU, en un gesto que, por cierto, dice muy poco de la lucha por la igualdad, plantaron al portavoz popular que en ese momento ya se había dado cuenta de su error. Un nuevo paso en falso del PP, no por el contenido en si del mensaje, tampoco por la destinataria de este, sino básicamente porque de nuevo el PP se lo había puesto a huevo. Demasiado torpes.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio