ANÁLISIS DE DEPORTES
La Copa no necesita anfitrión
Por Roberto J. Madrigal
3 min
Deportes19-02-2006
Después de una mala experiencia en su debú con el Caja San Fernando, el bueno de Velimir Perasovic ha dejado claro que, entre los discípulos de Bozidar Maljkovic en la mítica Jugoplastika, también como entrenador es un superclase con respecto a un currante como Dusko Ivanovic. Ambos se enfrentaron con el maestro, al frente del Real Madrid, y dejaron clara su distinta personalidad. Mientras que el entrenador del Barça acabó enfadado, fiel a su carácter duro y agrio, y no supo administrar la ventaja que tuvo –la tomó con un jugador del que espera que se vacíe en defensa, Gianluca Basile, y en su enfado se ofuscó para darle minutos y desatascar el ataque azulgrana–, el bueno de Peras ha sabido tener más mano izquierda para conjugar la intensidad defensiva con el rendimiento ofensivo, no en vano fue uno de los mejores aleros de la ACB en su etapa como jugador. A la Copa, con todo, le faltó un invitado: el Fuenlabrada. Después de que el año anterior, en Zaragoza, quedase en duda la vigencia de que el anfitrión del torneo acuda por invitación directa, la cuestión de que jueguen los ocho mejores es poco menos que un clamor. Con ocho aficiones a cual más bulliciosa repartidas por las cuatro gradas del recinto, el factor cancha es como poco discutible. Más aún cuando el anfitrión –el Real Madrid– suscita escasas adhesiones entre las aficiones contrarias, que se alían para crear tanto más ambiente a favor del rival de turno. Momentazos como el de la final, viendo corear al unísono a los aficionados del Pamesa y del Baskonia, merecen replantear el formato de la Copa del Rey y actualizar los estatutos de la ACB para que participen los ocho mejores equipos de la primera vuelta de la liga. Esté entre ellos o no el equipo de la ciudad, ya que la competición ha demostrado con el tiempo que tiene un recorrido propio como fiesta del baloncesto, más allá de dónde se dispute y de las actividades paralelas que acercan la Copa al público. El carácter innovador y rebelde del baloncesto por mejorar el espectáculo no debería quedar enturbiado por la tendencia al continuismo. Los estudios de mercado, por mucho que digan que sin el Real Madrid ni el Barcelona las retransmisiones de televisión no son lo mismo, también deben llevarse bien –en lo posible– con el interés deportivo, y aunque la Copa lo tiene, puede ser aún mejor. Sobre todo después de que, con el imprevisto del Fuenlabrada, no se viese por el torneo a responsables del Ayuntamiento de Madrid y sí de la Comunidad. Pero no es el único caso: también la NBA merece darle un repaso a su fin de semana de las estrellas, sobre todo a un partido de rookies que no son tan debutantes –si por tal se entiende a tipos tan curtidos como Sarunas Jasikevicius– y a un concurso de mates que explota los recuerdos de los grandes momentos de la historia.
