ANÁLISIS DE ESPAÑA
Cambalache político
Por Alejandro Requeijo
2 min
España15-01-2006
La ilegalizada Batasuna ya ha dejado claro que celebrará su congreso nacional sin ningún tipo de cortapisa. El acto tendrá lugar en un recinto público de Barakaldo y en él se dará voz a los presos etarras. Según Otegi y los suyos, los asesinos también tienen derecho a participar en el proceso de paz. Que ironía la suya. Para entender de qué estamos hablando, la celebración de esta asamblea es como si un criminal avisara del día, la hora y el lugar en el que tiene previsto cometer un delito y en el momento indicado, la policía no se presentara para detenerle. La única ley, por tanto, que van a tener que respetar los asistentes al acto es la que ahora prohíbe fumar en salas o recintos cerrados ya que todo parece indicar que los abertzales finalmente podrán celebrar su congreso con total impunidad. Al menos esa es la impresión que se le queda a uno después de escuchar las palabras del presidente del Gobierno y del fiscal general del Estado. Si estuviesen dispuestos a impedir el acto, tanto Zapatero como Conde Pumpido ya se habrían mostrado tajantes contra la convocatoria. Así lo han hecho el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, el juez de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska y el presidente del Tribunal Supremo Francisco José Hernando. No obstante, el líder del Ejecutivo prefiere defender el derecho de reunión de los ciudadanos. Un lástima que no empleé la misma energía en proteger otro mucho más importante: el derecho a la vida. Podría empezar por no amparar actos como el convocado por Batasuna, organización ilegalizada por formar parte de una banda terrorista. El congreso de Barakaldo no es más que una trampa política. Para hacer público lo que van a decir, los batasunos bien podrían haber convocado una de sus habituales ruedas de prensa. El acto del día 21 esconde la intención de medir hasta dónde esta dispuesto a llegar Zapatero en sus concesiones al entorno abertzale. Y el presidente no ha podido ser más claro. Se ha aceptado que el fin de la tregua de ETA justifica los medios para conseguirla. Pero algo debe de ir mal cuando los que sonríen son los del hacha y la serpiente y los que se resignan son las madres, padres, hermanos y amigos de esas 1000 víctimas inocentes que algún día pagaron con su vida el alto precio de la libertad. Ya lo decía el gran Julio Sosa en su inmortal Cambalache. “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor. Los inmorales nos han igualao. Que falta de respeto que atropello a la razón, cualquiera es un señor cualquiera es un ladrón. Si es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el vive de las minas que el mata que el que cura o esta fuera de la ley“.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio