ACHIQUE DE ESPACIOS
Oportunidades
Por Nacho García Barco2 min
Deportes08-10-2001
En el fútbol, como en otros deportes o como en la vida, muchas veces alcanzar un sueño o hacer realidad la más grande de las ilusiones es algo que está tan cerca, algo tan tangible, que en ocasiones nunca llega o se queda a medio camino. Pero hay otras en las que los sueños se cumplen. El pasado sábado pude ver todos los sueños e ilusiones que tuvimos nosotros. Quedaban reflejados en los rostros de los jóvenes más felices del planeta. Ellos estaban cerca de sus ídolos, compartiendo el mismo vestuario, sintiéndose mayores e importantes por un rato, y todos en torno al mismo juego, ese que nuestros padres nos llevan a jugar un buen día, con pocos años, sin saber que nos calará en el corazón para siempre. En el Bernabéu vi llegar con una sonrisa sincera a Valdo, a Raúl Bravo, a Borja y a Pavón. Imagino que en Riazor la imagen debía ser muy parecida con Oleguer, Fernando, Trashorras y Motta. Cuando Del Bosque le comunicó a Valdo que iba a entrar al campo en lugar de Geremi me acordé de Javi Escudero, de su hermano José, de Julián, de David Sanz, de Andrés París, de la cantidad de kilómetros que hacíamos los domingos de hace solo un par de años para ir a jugar al fútbol por los campos de Castilla La Mancha para sentirnos jugadores, por dos duros pero con pasión. Recordé las miles de horas de entrenamientos, el frío del invierno en Sigüenza, el barro de los campos, las horas y horas en el autocar de regreso con una derrota o una victoria en el maletero. Y la vuelta a empezar los lunes. La séptima jornada de Liga ha traído muchos recuerdos y se ha quedado para siempre en el corazón de los jóvenes canteranos del Madrid y del Barcelona que han debutado en Primera División. Charlando un rato con Valdo, ese madridista que se asemeja al francés Thierry Henry, he reconocido que, al fin y al cabo, el cielo no queda tan lejos pero es necesario un empujón como el de Del Bosque o Rexach. La cantera está para algo y es necesario que los entrenadores tengan el valor de confiar en la juventud, que va creciendo día a día con el objetivo de jugar con los mejores. El fútbol español, desde las categorías más bajas hasta la cantera de los equipos grandes, está lleno de diamantes en bruto que la mayoría de las veces se quedan sin pulir. Por eso, ojalá sigan llegando oportunidades para los futbolistas que, como todos nosotros, sueñan con estar ahí. Es lo único que hace falta, ese empujoncito definitivo que a nosotros nunca nos llegó.