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SIN ESPINAS

El valor de la palabra

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión01-05-2005

Este es el eslogan de la última campaña publicitaria del diario ABC. Un lema muy acertado para un periódico cuyo principal objetivo debe ser transmitir el mensaje verdadero a través de ella. Pero ¿cuál es el valor de la palabra? Mi primer artículo en La Semana.es unos cientos de números atrás hablaba de que era posible Obrar con Palabras; aunque reconozco que, si bien la palabra mueve, el ejemplo arrastra. A través de la palabra nos comunicamos, entramos en relación unos seres humanos con otros, nos amamos, conocemos las realidades concretas y las abstractas. Por eso, matar la palabra o desvalorizarla es matar al hombre y su pensamiento, como acallarla o desvirtuarla es acabar con una de las esencias que constituyen la libertad humana. Esto ocurre hoy más que nunca, cuando los medios de comunicación se han convertido en veloces transmisores de las ideas -ya sean disparatadas o inteligentes-. Esa velocidad de transmisión a una inmensa mayoría de desprotegidos seres humanos los constituye en creadores de mentalidad. Cierto es que se entiende y conoce el mundo como se habla porque nosotros elaboramos nuestros propios pensamientos con palabras. Así, para pensar correctamente no es baladí que los conceptos deban responder a su verdadero y único significado. La maquinaria de la propaganda actual que busca la manipulación para favorecer sus intereses políticos y económicos, hace precisamente eso. Escoge un concepto, lo vacía de su verdadero significado a base de asociarlo a otros términos equívocos para terminar dotando al primero de un contenido diverso al que le correspondía. Si la operación se repite muchas veces y con muchos conceptos se termina por tergiversar todo un sistema lingüístico. Esto provoca que individuos que hablan un mismo idioma sean incapaces de entenderse aunque tengan voluntad de hacerlo. De esto no parecen enterarse los políticos ni los periodistas por error, por ignorancia o por las dos cosas a la vez. Por eso, a estas alturas antes de empezar a dialogar sobre cualquier asunto importante habría que saber si los dos interlocutores entienden por el mismo, el verdadero significado de los términos sobre los que van a dialogar. Los periodistas, que deberían ser los garantes de la conservación de la palabra son los primeros en maltratarla, seguidos de políticos, abogados y curas. No lo olvidemos, a través de la palabra conocemos la verdad que nos hace libres. Ese es su gran valor.

Fotografía de Javier de la Rosa