SIN CONCESIONES
Suceder al sucesor
Por Pablo A. Iglesias2 min
Opinión20-03-2005
No. Esta vez no toca hablar del Gobierno. No es por falta de motivos o argumentos. Lo más entretenido de esta legislatura repleta de sorpresas es que Zapatero comete por semana entre dos y tres insensateces. Esta ocasión toca hablar de las no menores barbaridades de Mariano Rajoy. El Partido Popular camina con rumbo firme pero poco viento por los mares de la oposición. Las decisiones del capitán comienzan a ponerse en entredicho y crecen como la espuma los rumores sobre un motín. Nadie está dispuesto por ahora a tomar el relevo en el mando. Los aspirantes aguardan pacientes a que el barco encalle antes de hacerse con el timón. El problema de Rajoy no es nuevo. Su evidente falta de liderazgo condiciona cada decisión y cada discurso. Ya le ocurría hace más de un año como candidato. Contaré aquí un secreto de cuando siete agentes del CNI fueron asesinados en Iraq. Aquel día Rajoy dudaba tanto qué hacer que acabó pidiendo consejo a Rodrigo Rato. El entonces vicepresidente primero del Gobierno le espetó al sucesor: "Tú sabrás, ahora tú eres el líder del PP". Algo similar le ocurrió hace muy poco durante un viaje en autobús a Pinto. Rodeado de periodistas, era Esperanza Aguirre quien susurraba al oído de Rajoy lo que debía hacer. El presidente del PP asentía con la cabeza y miraba por la ventanilla como si nada. El gesto, muy gallego y del gallego, se repite con frecuencia en reuniones internas. Para colmo, sus discursos apenas causan entusiasmo entre sus propios militantes. Tres risas moderadas y dos aplausos forzados resumen cada mitin de este predicador. "A Rajoy le falta ansia política". Lo reconocen diputados, senadores, concejales del Ayuntamiento de Madrid, cargos de la Comunidad y dirigentes nacionales que trabajan a diario con Rajoy. Tiene claros los principios pero le falta convicción para aplicarlos. Los complejos menoscaban su inteligencia. La solución al problema no pasa por dar más caña sino por sacar el poco carisma que lleva dentro. Todo el que le sobra a Gallardón le falta a Rajoy. Toda la ansia que desborda Esperanza Aguirre le falta a Rajoy. Puede parecer una exageración pero hasta Rodrigo Rato está preocupado en Washington por el devenir del PP. Su clan de Alianza Popular ha comenzado a reagruparse. Unos y otros saben que Rajoy es buena persona. Por eso le respetan. Nadie piensa por ahora en suceder al sucesor. Todos esperan el resultado de las elecciones autonómicas gallegas. Ese puede ser el principio del fin de don Mariano. O, en el mejor caso, el inicio de un cambio profesional.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito