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LA RÉPLICA

Mejorar el ‘Plan ADO’

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes06-02-2005

La visita de la Comisión de Evaluación del Comité Olímpico ha dejado en su lugar las posibilidades de Madrid para organizar los Juegos de 2012, bastantes para la que a priori era la más modesta de las ciudades candidatas. Pero el tamaño sí es a veces una virtud: con la perspectiva impagable del trabajo de Barcelona, hace ya dos décadas –cómo pasa el tiempo–, la candidatura de Madrid ha sabido ajustar el proyecto a las condiciones de la ciudad, a las recomendaciones del COI –que no deja de ser lo que cuenta–, y sobre todo, no ha querido vender humo: la respuesta de los políticos, en este caso, ha sido ejemplar y elogiable. Sólo falta que la respuesta sea similar en otros muchos casos de interés común. Madrid ha emprendido en los últimos años un ambicioso proyecto deportivo, en el que ha atraído grandes competiciones y torneos, como el Masters Series de tenis, los Europeos de atletismo en pista cubierta y los Mundiales de ciclismo. La ciudad ha sabido reconvertir instalaciones como el Rockódromo de la Casa de Campo y la plaza de toros de Vistalegre, por un lado, y aprovechar la flexibilidad de otras como el recinto ferial de Madrid (IFEMA). La integración del proyecto olímpico en la planificación urbanística de la ciudad, los detalles de recuperación y reinversión medioambiental –un aspecto novedoso en cuanto al deporte y siempre bien valorado– contribuyen a hacer asumible y cercano un proyecto que no deja de ser faraónico y gravoso para el ciudadano, por más que la rentabilidad de la inversión quede asegurada en caso de salir elegido por el COI. Con todo, se sigue echando en falta una mayor implicación de las empresas privadas. En el acervo español hay un poso de desconfianza y temor por hipotecar un presupuesto de publicidad y promoción si no repercute directamente en las ventas: es un vicio que se va corrigiendo, lentamente eso sí, pero que no deja de suponer un lastre para el proyecto olímpico. Tal vez la reforma del Plan de Ayuda al Deporte Olímpico (ADO) sea una de las asignaturas más débiles no ya para el comité organizador, sino para todo el Comité Olímpico Español (COE). Mejorar las becas para los atletas olímpicos, en un contexto que ha cambiado enormemente desde los Juegos de Barcelona –entonces había la ilusión de crecer, ahora se trata de consolidar el potencial del deporte español, que ha conseguido éxitos relevantes en los últimos tiempos: sin ir más lejos, en el balonmano–, no es tarea sencilla cuando las grandes multinacionales, casi las únicas que apuestan por invertir y asociarse, lo hacen en todo caso patrocinando al COI y en mucha menor medida a los comités organizadores.

Fotografía de Roberto J. Madrigal