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SIN CONCESIONES

La entelequia vasca

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión06-02-2005

Ibarretxe ha vuelto a salirse con la suya. Primero logró que el Parlamento del País Vasco aprobara su plan independentista. Luego consiguió que el Congreso de los Diputados lo rechazara cual portazo. Y ahora adelanta las elecciones autonómicas a modo de plebiscito. Todo forma parte de una estrategia perfectamente planificada en los tiempos y en las formas. Sin embargo, comete un gigantesco error que disfraza a base de mentiras. Su proyecto para la convivencia en el País Vasco está sustentado por pilares de plastilina. Los argumentos que emplea para reivindicar la soberanía vasca carecen de cimientos veraces y probados. Ibarretxe vive en una entelequia prefabricada durante décadas por el nacionalismo. Todo su proyecto político reside en un sueño inalcanzable que ideó Sabino Arana. Ibarretxe apela a una historia vasca que nunca ha existido pues Euskadi siempre ha dependido de España. Ibarretxe propone anexionar Navarra al País Vasco cuando tradicionalmente vascongadas perteneció al Reino de Navarra. Ibarretxe proclama la capacidad de decisión del pueblo vasco pero niega el mismo derecho de decisión al resto de los españoles. Ibarretxe pide protección al Tribunal Constitucional para una reforma que se salta todos los preceptos constitucionales. Ibarretxe amenaza con un referéndum que no tiene legitimidad de convocar. Ibarretxe invoca la soberanía vasca cuando la Constitución establece claramente que sólo existe la soberanía nacional. Ibarretxe tiende la mano al Gobierno pero rechaza la oferta de consenso de Zapatero. Ibarretxe reivindica los derechos históricos que el País Vasco adquirió hace cien años pero deniega los compromisos adoptados durante cinco siglos. Ibarretxe lanza un proyecto para una convivencia amable con España cuando es el primero que no quiere convivir con el resto de los españoles. Todo es una quimera, una farsa, un engaño, una fantasía, una falacia, una gran mentira. Ibarretxe incurre en una contradicción tras otra, en una incoherencia permanente. Mas no le importa. Él sigue alimentando de mentiras la utopía mientras recoge los frutos de semejante ejercicio de demagogia. Las falsedades de Ibarretxe serían anecdóticas si no fuera por el aparato manipulador con el que cuenta desde los medios públicos vascos y, sobre todo, desde las ikastolas. El verdadero peligro de Ibarretxe es que detrás de él hay toda una generación de jóvenes educados bajo estos conceptos en el País Vasco. Hay ciudadanos apolíticos que creen sus engaños. Peor aún, hay madrileños, andaluces y catalanes que comprenden sus falacias. Ya dijo Tolstoy que la ignorancia es "la más poderosa de las armas". Por suerte, basta repasar la Historia para desenmascarar de arriba a abajo la entelequia.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito