CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
Encuestas: manipulación
Por Álvaro Abellán2 min
Opinión16-01-2005
Las encuestas que los medios de comunicación plantean a sus fieles son el elemento manipulador por excelencia en este arranque mediático del siglo XXI. Lejos de plantearse como una herramienta legítima para descubrir la Opinión Pública, se conjuran como el molde adecuado al que la ciudadanía inconsciente debe plegarse. Todo en ellas se orienta hacia esta doble vertiente: de un lado, aparentar ser la voz del pueblo, sin intervención ni mediación alguna; de otro, concebir cada uno de sus elementos en función del resultado que se desea obtener. Primero, por su pretendida representatividad. Aunque se anuncie en letra pequeña que los resultados no son científicos, esa apostilla queda enterrada en los comentarios e informaciones de segunda generación que se construyen alrededor de esos datos en busca de saturación redundante: repito mucho los porcentajes y construyo argumentos en torno a ellos olvidándome por completo de que eran irrelevantes. Segundo, por la formulación de las preguntas y de las posibles respuestas. La redacción definitiva de la encuesta ataca al inconsciente del encuestado orientándole para que refrende posturas a las que jamás habría llegado por sí solo; mientras que su postura real, su respuesta sincera, no cabe en el formulario. Cuando el pueblo se muestra demasiado inteligente o se une para denunciar semejante manipulación, algunos medios de comunicación evitan asumir su derrota y ejercen esa censura o “silencio informativo” que tantas veces critican del prójimo. El Mundo, El País y la Cadena Ser son grandes especialistas. La última que he vivido en primera persona: el lunes 3 de enero Iñaki Gabilondo preguntaba en Hoy por hoy acerca de los matrimonios homosexuales. Los datos en Internet arrojaban un resultado insospechado: un 70 por ciento se mostró contrario a ese tipo de uniones (el anonimato de la red ayuda a evitar la presión de lo políticamente correcto). Me llamó mucho la atención. Más me sorprendí cuando retiraron la encuesta de la web y a Gabilondo, ya mayor, se le quebró la memoria y olvidó la difusión y discusión de resultado. Supongo que esas acciones justifican los Premios Ondas. En el fondo, las encuestas mediáticas son un reflejo más de las tres técnicas de manipulación más antiguas: la repetición constante de una pseudoverdad; el planteamiento de falsos esquemas intelectuales o de respuestas estereotipadas; y el conveniente olvido de la verdad. Todo un maléfico arte que Goebbles convirtió en una ciencia que hoy practican algunos medios de comunicación (el legado que nos ha dejado el nazi). Gracias a Dios, algunos sabemos que la verdad suele esconderse; que las preguntas y respuestas son más complejas; y que, en cada conciencia, “el olvido está lleno de memoria”.