ANÁLISIS DE LA SEMANA
Aliado y rehén
Por Amalia Casado3 min
España16-01-2005
Zapatero le ha dicho “no” a Ibarrexte. No a su Plan mientras no cese la violencia. Además, y en el caso de que se produjera dicha renuncia a las armas, Zapatero estaría dispuesto a dialogar con Otegi, líder de la ilegalizada Batasuna, brazo político del terrorismo de ETA. A dialogar ¿qué? Rehén del separatismo catalán y necesitado de su apoyo, Zapatero le pone a Ibarrexte como modelo a seguir la reforma del Estatuto de esta Comunidad. Zapatero está siguiendo una peligrosa estrategia a dos bandas que consiste en mantener el apoyo del separatismo nacionalista sin perder el apoyo y la credibilidad de quienes le confiaron su voto pero advierten ya la debilidad del presidente y no están dispuestos a ceder al chantaje de las hordas independentistas. Parte de la solución para garantiza la estabilidad constitucional y democrática parece exigir lo que la mayoría de los ciudadanos españoles pide a gritos: un pacto entre los dos partidos mayoritarios para combatir el desafío del nacionalismo desintegrador e insolidario, un pacto que en cierto modo resulta absurdo pues como objetivo debería tener la protección del marco constitucional y la unidad de España consagrada en la misma. Resulta en cierto modo absurdo tener que llegar a semejantes medidas, pues se presupone que los partidos integrados en el orden constitucional deberían defender y proteger el marco que les legitima, y actuar contra él sería actuar contra la raíz misma que les da entidad y legitimidad democrática. Sólo desde la conspiración o desde la ignorancia se pueden invocar los principios y derechos constitucionales para acabar con ellos y pretender un nuevo orden de cosas, y constituiría una especie de cáncer en el orden político: la democracia contra la democracia. La deriva del Gobierno y la inseguridad que está generando en la sociedad española hace, sin embargo, necesario este acuerdo, que el principal partido de la oposición ha ofrecido a Zapatero. El PP propone la creación de una comisión en la que se discutiría el propio contenido del Pacto, es decir: Zapatero ha dicho sí a la creación de esa comisión, pero nada más. El proceso sería similar al que generó el Acuerdo por las libertades y contra el terrorismo. Es ahí donde comenzará la negociación sobre la sustancia real del acuerdo al que los dos partidos puedan llegar, y que exige, según el PP, que se recurra el Plan Ibarretxe ante el Tribunal Constitucional, que se retire la reforma del Código Penal en la que se suprime el delito de referéndum ilegal y que se recurra también el archivo del asunto Atutxa. El objetivo sería lograr el consenso de PP, PSOE y Gobierno en asuntos como la reformad e la Constitución, la reforma de los estatutos, la del sistema de financiación autonómica y de la sanidad pública para garantizar siempre que se ajustan al marco constitucional español sin romper la unidad de España ni el principio de solidaridad interterritorial. Carod Rovira ya ha contestado: este Pacto y el apoyo de Esquerra al Gobierno son incompatibles. Convergencia aprovecha la corriente de aire y ofrece crear un frente común nacionalista contra él. El peligroso juego a dos bandas del Gobierno de Zapatero, que le ha llevado a ser al tiempo aliado y rehén de sus socios de gobierno, comienza su crisis, y la resolución de ésta marcará el rumbo de la historia de España.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo