Solbes reconoce que el Gobierno no ha contado con su opinión en el debate salarial
Por Gema Diego2 min
Economía16-01-2005
Miedo a que los precios se disparen y a que la medida se vuelva en contra de su creador y se convierta para éste en una cárcel que le deje sin margen de maniobra económica. Esto es lo que siente el ministro de Economía, Pedro Solbes, respecto a la cláusula de revisión automática del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
El parecer de Solbes va directamente contra la propuesta del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y las acciones de su compañero, el ministro de Trabajo, Jesús Caldera. Éste, mientras se bandea de un lado a otro en el diálogo social, ha dado gusto a los sindicatos y ahora se encuentra con el completo desacuerdo de la patronal. Para Solbes, está claro que es deseable dotar de mayor poder adquisitivo al SMI, y hacer que éste alcance los 600 euros en el 2008. Pero la pregunta es qué pasará después, si el incremento anual “se produce de forma automática cada año o en función de las circunstancias económicas”. El ministro de Economía ha reconocido que Caldera ha tomado la decisión de incluir la cláusula de recuperación automática sin contar con su opinión. “Me preocupa que este sistema tenga un impacto negativo sobre el crecimiento de los salarios y, por tanto, sobre la competitividad y el empleo”, ha señalado. “Es más razonable que la subida se produzca en función de las circunstancias económicas y que exista un margen de maniobra para llegar al mejor resultado posible sin afectar a la economía”, ha explicado. Solbes teme que la obligatoriedad de incrementar los salarios cada año en un porcentaje establecido intervenga sobre unos precios que, por inercia, se verían también abocados a subir. De este modo, la pretendida dotación de poder adquisitivo acabaría convirtiéndose en un arma de doble filo, en una amarga medicina para sus supuestos beneficiados. El comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, se ha puesto del lado de Solbes. Según Solbes, “ligar automáticamente” el incremento de los salarios a la inflación perjudica en dos aspectos. Por un lado, “está demostrado suficientemente” que el crecimiento de los precios en esta situación afecta a los asalariados. Por el otro, se produce “un impacto mucho más general y dañino sobre la creación de las expectativas inflacionistas”.