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EL REDCUADRO

La Real Orden de la Guayabera

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura3 min
Opinión28-11-2004

Si hubiera un premio a la Innovación Política se lo tenían que dar al presidente Rodríguez. Ha inventado algo único en el mundo: la oposición con efectos retroactivos, a un gobierno que ya no existe, culpable de todo, pasado, presente y futuro. Cada mañana, cuando se afeita, toma el espejo del cuarto de baño de La Moncloa como el de la madrastra de Blancanieves: -Espejito, espejito, ¿quién tiene la culpa de todo? Y el espejo, como es funcionario de empleo colocado con el carné en la boca, adulador responde: -Aznar, jefe, Aznar... Penélope no deshacía por las noches su manto con la efectividad con que el Gobierno desteje cuanto hizo el telar de la Historia. Por eso gobiernan tan deshilachadamente, con rotos absurdos y descosidos increíbles en asuntos minoritarios y marginales, mientras, desteje que desteje, nos dejan con el culo al aire en economía, sanidad, inseguridad, enseñanza, inmigración. Por no hablar de la unidad de la Piel de Toro, que van a dejar hecha unos zorros. Me extraña que en este destejer en el que no dan puntada sin hilo no les hayan metido mano ya a Alfonso el Sabio y a Isabel la Católica. Es raro que la máxima condecoración cultural siga siendo la Orden de Alfonso X el Sabio. Y que los servicios al Reino en sus relaciones exteriores se premien con la Orden de Isabel la Católica. En nuestra sabrosona y tropical diplomacia de partir un piñón con las más impresentables dictaduras de botas o de votos, donde hoy quiero a Cuba más que ayer, pero menos que a Venezuela mañana, se impone urgentemente que jubilemos a Isabel la Católica y creemos cuanto antes la Real Orden de la Guayabera. En vez de gran cruz y banda blanca y amarilla, una vistosa, fresquita, elegante, tropical guayabera. De manga larga, de gala. Como el liquiliqui que llevaba García Márquez para recibir el Nobel. Cual la que, como uniforme del Cuerpo de Mozos de Espadas, lucía Gonzalito, el escudero de Curro Romero. Quien llevaba tantas cosas en los bolsillos de su cubana que le dijo el Faraón un día: -Gonzalito, hijo, llevas en cada bolsillo de la guayabera una notaría... Real Orden de la Guayabera que no hay ni que crear: basta presentar a la sanción regia la ya existente. En la Cuna de la Libertad, para dar honra y prez a la prenda gaditano-habanera, en mayo de 2002 fue creada por unos guasones la Real Orden de la Guayabera (ROG). Prenda cuya descripción estatutaria debe ir derechita al BOE: «La guayabera no debe ceñir ni quedar excesivamente holgada en la tripa. Nunca se debe abrochar más allá del cuarto botón, en homenaje a los comerciantes burgueses gaditanos que en el siglo XIX se paseaban por el Malecón habanero a pecho y bragueta descubiertos. Los bolsillos se hicieron para albergar guayabas cotorreras. Así que sólo se permite dentro del bolsillo un puro habano. Llevar teléfonos móviles u objetos de similar bastardía será motivo de expulsión inmediata de la Orden.» La Real Orden, en sus estatutos, proclama la excelencia de la guayabera como máxima gala cívica: «Salvo en el caso justificado de que algún miembro de la Orden sea invitado a boda venezolana en La Romana y deba ir de esmoquin o ingrese en la Real Academia Española y se le exija frac, se vestirá obligatoriamente guayabera en los actos oficiales». Propongo, pues, que la guayabera de la Real Orden sustituya a los anticuados bordados y entorchados del uniforme del Cuerpo Diplomático. Guayabera de uniforme para una diplomacia de guayabera. Y cuando Moratinos vuelva a meter la pata, ahora en los manglares, y la cosa se ponga chunga donde los dictadores tropicales, se coge al Rey, se le pone su guayabera como Gran Maestre de la Orden, y se le manda por café y por tabaco, y a apagar la chamusquina. Como siempre, pero con guayabera.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor