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SIN ESPINAS

La moda del ensañamiento

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura3 min
Opinión28-11-2004

No conozco personalmente a Moratinos pero creo que es una buena persona. Y lo creo por cómo han hablado de él esta semana sus enemigos. He escuchado en no más de una ocasión a miembros del Partido Popular que nuestro jefe de la diplomacia es un hombre afable, sincero, experimentado y buen compañero de escaño. No obstante, así es la política, justo después de lanzar esta retahíla de halagos, los mismos miembros del PP comenzaban a destripar al ministro de Exteriores por su último lapsus temperamental en la televisión. Porque lo de Moratinos en el programa 59 segundos no fue más que eso. El bueno de Miguel Ángel se dejó guiar por los señuelos periodísticos que le fue poniendo Nacho Villa -director de Informativos de la COPE- hasta que picó en el anzuelo en un intento de defender su posición en un breve espacio de tiempo. Al contrario, de lo que se cree, muchas veces las personas más vehementes son las más sinceras y transparentes y las que aparecen bajo una forma templada y serena, ocultan astutamente su hipocresía. Por eso, a la espera de las pruebas que Moratinos presente para justificar su acusación a Aznar y su gobierno, me atrevería a asegurar que sus palabras son tan ciertas como extemporáneas. Son muchas las razones que convierten la afirmación del titular de la cartera de Exteriores en una impertinencia política, pero lo cierto es que la gravedad se la han otorgado los políticos y los medios de la manera interesada. Empezando porque lo que ocurrió en Venezuela en 2002 no ha sido calificado como un golpe de Estado ni por la propia justicia venezolana. Segundo porque en Venezuela se sabía que, estuvieran oficialmente detrás o no de la revuelta militar, la natural reacción del Ejército ante las sangrientas ordenes de Chavez, contarían con el beneplácito, al menos moral, de EEUU y España. Tercero porque la sangre diplomática entre Aznar y Chavez no llegó nunca al río y por eso el líder populista terminó su visita a España asegurando que la polémica suscitada en nuestro país era algo que a él ni le va ni la viene a día de hoy. El Partido Popular ha terminado una de sus semanas más viles de la era Rajoy con la frívola amenaza de romper de nuevo la unidad de los partidos mayoritarios en política exterior. Verán cómo lo próximo es una propuesta de Rajoy para hacer un pacto de Estado en este sentido y apuntarse un tanto. Moratinos es sólo su cabeza de turco para minar a un desconcertado y desordenado Gobierno socialista y para hacerlo por donde más ha hecho aguas en estos 6 meses, es decir, en su política exterior. Pero con todo esto, lo que han demostrado los populares con su semana de caña al ministro es que para ellos el fin también justifica los medios. Hay muchas cosas que aprender cuando uno decide despertar al inmovilismo, pero qué pena que muchas veces se empiece aprendiendo lo peor. El PP se parece cada día más al ala más despiadada del Partido Socialista y la Cadena Ser. Esa que ha puesto de moda la política del ensañamiento para conseguir sus fines.

Fotografía de Javier de la Rosa