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LA RÉPLICA

Baloncesto de ¬pata negra¬

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura3 min
Deportes31-10-2004

El orden de las cosas que imperó con Phil Jackson y Michael Jordan pasa definitivamente al recuerdo. El entrenador con más anillos de la última década -seis con los Chicago Bulls y tres más con Los Angeles Lakers- y el mejor jugador de todos los tiempos ya no estarán en una NBA que vuelve a mirar, al menos tímidamente, al Este. Shaquille O'Neal regresa a sus orígenes, aunque esta vez a los Miami Heat -el presidente de la franquicia, Pat Riley, se llevó el gordo- y no a los Orlando Magic. A cambio, Caron Butler, Brian Grant y Lamar Odom emigran de Florida a California para convertirse en la guardia pretoriana de Kobe Bryant, que debe refrendar su liderazgo en solitario. Por si acaso, los Lakers han traído a un buen entrenador -ya hizo campeones a los Houston Rockets en 1994 y 1995-, Rudy Tomjanovich. Pero habrá interés, y mucho, más allá del desafío entre Shaq y Bryant, una rivalidad fomentada por el morbo. La dupla entre O'Neal y el joven escolta Dwyane Wade promete un pulso muy interesante con el chino Yao Ming y el mejor tirador de la NBA, Tracy McGrady, que recala en Houston. Pura dinamita. También destaca la llegada del rebelde Kenyon Martin a Denver. Sin las asistencias de Jason Kidd, los Nuggets deberían poder quitarse por fin la etiqueta de equipo perdedor. Sin olvidar al rocoso Detroit de Larry Brown, que defiende el anillo, ni a la durísima pelea -de nuevo- por entrar en los playoff en la Conferencia Oeste. Aquí tendrán bastante que decir los Grizzlies de Pau Gasol. Jerry West y Hubie Brown deben consolidar a Memphis entre la elite de la liga: el cambio de imagen de la franquicia, tras el fugaz estreno en los playoff, es un síntoma de ambición. El trabajo de las dos temporadas anteriores no sirve de nada si fracasan en ésta-. Utah Jazz, que se quedó a las puertas cuando nadie esperaba nada de ellos -qué gran entrenador es Jerry Sloan-, aspira también a regresar al selecto grupo de los elegidos. Entre ellos no estarán los Charlotte Bobcats de Bob Johnson -el único propietario negro-, que irán servidos a pocas victorias que consigan: lo suyo será adquirir experiencia. Sea como sea, el espectáculo está garantizado en la NBA. Pero el baloncesto del bueno, el que tiene a los jugadores con mejores fundamentos técnicos -bien lo saben al otro lado del Atlántico, donde se los rifan en el Draft- y a más de un entrenador que no desmerecería entre las superestrellas estadounidenses -basta con remitirse a los Juegos Olímpicos-, se cuece en la Euroliga. El cartel de favorito, sin duda, lo tiene el CSKA de Moscú, que aspira a revalidar la tradición de las últimas temporadas: el anfitrión de la Final Four hace un equipazo y acaba siendo el campeón. Por lo visto hasta ahora en la Liga ACB, la de los españoles tiene pinta de ser una temporada discreta: Estudiantes y Unicaja aspiran a pasar al Top 16, mientras que para el Barcelona sería un fiasco no llegar al menos a los cuartos de final. Apunta síntomas de optimismo el Real Madrid, pero la propia competición deberá dictaminar si se convierte o no en uno de los tapados del Viejo Continente.

Fotografía de Roberto J. Madrigal