ANÁLISIS DE LA SEMANA
No sólo de pan
Por Almudena Hernández1 min
Sociedad17-10-2004
No. No sólo de eso vive el hombre, quien puede llevárselo a la boca, claro. Mientras los necios se preocupan por los michelines y las necias por las cartucheras que lucirán en un complejo hotelero de Haití, tan lejos y tan cerca de las inundaciones y las catástrofes, millones de personas se conformarían con buscar en sus cubos de basura para poder llevarse algo a la boca. Aunque sea lo que los necios consideran mierda. Lo de la comida es injusto y a veces peligroso. Algunos restaurantes de occidente ganan fama por manchar el plato según anuncia en su menú minimalista después de dejar las llaves al aparcacoches. Pero, a veces, en ambientes no tan selectos, comer no resulta tan agradable. Es más, los alimentos se convierten en veneno. El negocio del egoísmo sin moral deja también sin salud a aquello que comemos. Y entonces resulta tan peligroso comer en el mundo desarrollado como hacerlo en los rincones más pobres del planeta: después de días sin probar bocado un atracón puede resultar nefasto. Una de las enfermedades más graves es la injusticia. Y lo es porque, aunque tiene remedio, muy pocos quieren realmente usar el antídoto a su veneno. Prefieren cambiar el orden de prioridades, valerse de una ilógica moral a su gusto: tratar a los hombres como a los animales, o peor; preocuparse por el largo de la falda o lo que marca el pantalón en vez de ponerse los guantes para ayudar al vecino; andar por la vida atrapados por las prisas y nunca, o casi nunca, pararse, detenerse a pensar, en ponerse en el lugar del otro y sonreír por las cosas pequeñas. Pues no sólo hace falta pan.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo