SIN ESPINAS
El verso suelto
Por Javier de la Rosa2 min
Opinión17-10-2004
“Gallardón no tiene ideas en la cabeza, sino expectativas de voto”. Hace tiempo que leí está frase de un articulista del que no recuerdo el nombre. Me pareció que definía tan bien a Don Alberto que, aunque no anoté el nombre del autor, sí me quedé con la cita. Me llamó la atención justo cuando se descubrió que Gallardon había duplicado el presupuesto en recursos humanos del Ayuntamiento al contratar 200 puestos de confianza a sueldos millonarios para que pensarán por él. Dieciseis de ellos se dedican en exclusiva a velar por la imagen de su majestad, el faraón de Madrid. Decía yo: con este equipo de asesores pensando para mí, cualquiera tiene buenas ideas. Pero la frase con la que comienzo, no se refiere a ese tipo de ideas. Por supuesto, que a Gallardón se le ocurren ideas, es un hombre de una inteligencia más que demostrada. Me refiero a las ideas que conforman una ideología, a las ideas que subyacen de unos principios, unos valores y unas convicciones profundamente arraigadas en el individuo. En este sentido, efectivamente, Gallardón no tiene ideas, sino únicamente expectativas de voto. He aquí el problema de este veterano político, quien siempre se ha definido como el verso libre dentro de su partido. Pero resulta que a la hora de la verdad la política te pide una rima, la que sea. Consonante, asonante o “disonante” llega un momento en el que hay que definirse. El votante actual, tan voluble como el propio Gallardón, tal vez no se lo pida pero el elector comprometido y enterado o el compañero de partido te pide que juegues a una banda y no a dos. En el fondo, la mediocridad no es otra cosa que bailar entre dos aguas, “ni chicha ni limoná”, “ni carne ni pescao”. Y cómo el tiempo va poniendo a cada uno en su sitio, al torero Gallardón en el PP ya no le dejan dar ni un pase.