Dialogando sobre periodismo

21-03-2015
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“Donde hay un grupo humano siempre hay noticias. Otra cosa es qué considera uno noticia y cuál es el filtro que aplica para determinarlo. Este es un periódico a la antigua usanza, no sólo contamos los pequeños acontecimientos de la comunidad, sino que también los debatimos -¿Debatir? ¿Quiénes? ¿Y sobre qué?- Todos nosotros y sobre cualquier cosa. Sobre política, economía, arte, educación, literatura, religión… ¿Le sorprende? Mire a su alrededor, fíjese en su propia vida, examine sus relaciones. ¿No le parece que su vida es un debate continuo?”

'El despertar de la señorita Prim' (Natalia Sanmartin Fenollera)


El periodismo es comunicación y la comunicación es diálogo y ese diálogo promueve un debate y si la vida es un debate continúo –como dice la autora- ¿el periodismo es vida? Sea como fuere, el periodismo es necesario, imprescindible para el mantenimiento de una sociedad y si no, sólo hay que echar un vistazo a los países donde no existe la libertad de prensa ni, por supuesto, la de expresión. En ellos sí que no existe ni diálogo ni debate.

Y, a pesar de necesitar periodistas y a pesar de que la vida es un debate y una comunicación continua, nuestra profesión tiene cada día más dificultades para salir adelante, para hacer un periodismo de verdad. Qué interesante sería debatir sobre cualquier cosa con detenimiento, escuchando las opiniones, tratando temas que los demás quieren preguntarse, informar para el informado y no sólo para el informador.

Ese momento llegará cuando consigamos superar los problemas que tiene hoy el mundo del periodismo:

1. Falta de dinero, descenso de los ingresos por publicidad y cierre de medios.

2. Reducción de plantilla. Periodistas de calidad son sustituidos por noticias enlatadas.

3. No hay personal y, por tanto, no hay tiempo para analizar ni buscar buena información y las prisas nunca fueron buenas…

4. Contratos por colaboración, pago por piezas, inestabilidad laboral que impiden al periodista centrarse y dar lo mejor de sí mismo.

5. El papel ya no funciona, hay que buscar nuevas vías y eso lleva tiempo.

6. Las redes sociales y el periodismo en internet irrumpen de golpe. Parece que todo el mundo puede ser periodista y adaptarse a esto cuesta… y mucho.  

7. Falta de independencia en los medios guiados muchas veces por intereses políticos, editoriales y empresariales.

8. Una sociedad cansada que deja de demandar información de calidad y consume lo fácil y cómodo, que está saturada de datos y que sólo quiere titulares concisos. ¡No más de 140 caracteres!

Ni qué decir tiene que hay excelentes profesionales trabajando a los que no cito porque la lista sería interminable, pero nos falta quizá diálogo con uno mismo y con los demás, profundización, repensar los temas, analizarlos, trabajar en información útil para el lector, hacer que éste sea un lector exigente, que demande más información y de mayor calidad, hablar de las noticias que pocos cuentan… ¡Y lo que seguro que nos falta es tiempo! Tarde o temprano, las aguas volverán a su cauce.

El periodismo camina hoy sobre arenas movedizas, sin mucha certeza de si lo que está haciendo le llevará a un buen final, pero como errar es un gran paso para acertar, lo importante es que, a pesar de vivir un momento confuso, siga buscando su hueco. Y pese a que muchos pesimistas alerten de que es casi es el fin del periodismo, con esfuerzo y disposición, los baches lo volverán a impulsan hasta la cima.

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