Un fotógrafo capta una imagen inmortal para ser los ojos de quien no lo esté viendo. Al mismo tiempo, un redactor escribe sobre lo que ha vivido, oído, analizado, preguntado…, mientras le da vueltas a cómo puede explicarlo mejor desde la Verdad y el análisis para ser así la voz del que no lo puede contar.
También ahora un locutor de radio se cobija tras un micrófono mientras se prepara para ser uno más en cada casa. Y en televisión están todas las cámaras listas para que el presentador se enfrente a la difícil tarea de ser la cara visible de la actualidad.
En todos los rincones del mundo, un periodista está ahora mismo trabajando para explicar a los demás lo que sucede a su alrededor. Mientras a las siete de la mañana algunos despiertan y leen la prensa o escuchan la radio, otros llevan horas trabajando para que eso pueda ocurrir. Incluso puede ser que lo hagan mientras consumen la tercera taza de café porque esa noche no han podido pegar ojo.
El periodismo es así. Se necesitan horas y horas de trabajo, de análisis, de debate, de investigación, de redacción, de locución y de responsabilidad para enfrentarse al “oficio más bonito del mundo”, en palabras de Gabriel García Márquez. Él mismo criticaba también algunos aspectos de esta profesión y decía que “en la carrera en que andan los periodistas debe haber un minuto de silencio para reflexionar sobre la enorme responsabilidad que tienen” porque a veces se olvidan de que “la mejor noticia no es la que se da primero, sino la que se da mejor”.
La rapidez con la que se trabaja en los medios hace que el periodista se olvide a veces de cuál es su misión fundamental. Por eso ahora, en un momento de crisis en el periodismo, es más necesaria que nunca una red de comunicadores que obligue a parar a pensar y que contribuya “a enriquecer la sociedad a través de contenidos de calidad” con los que reflexionar sobre “cuestiones fundamentales”.
Y precisamente por este motivo, nació en 2012 la red de comunicadores Corresponsales de Paz, cuyos miembros son antiguos alumnos de las carreras de Comunicación de la Universidad Francisco de Vitoria. Se trata de un gran proyecto formado por grandes personas que quieren contribuir a algo aún más grande: ser transmisores de paz en un mundo en guerra, contar la Verdad sin prisa pero sin pausa con libertad y respeto, ejercer el periodismo con una vocación de servicio y ser conscientes de la gran responsabilidad que supone ser los ojos, los oídos y el corazón de los demás.