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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Lo que queda en segundo plano

Fotografía
Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
España16-03-2003

A última hora del domingo, fuentes oficiales anunciaban que el presidente Aznar pedirá comparecer con carácter de Urgencia en el Congreso de los Diputados. Apenas se estaban viendo las imágenes en directo de Bush, Aznar y Blair abandonando las islas Azores, después de comparecer ante los medios de comunicación en conferencia de prensa. Aznar no contestó a la pregunta sobre cuál sería la participación de España en el conflicto, dosificando la información para transmitirla en el momento oportuno y, evidentemente, a la institución oportuna, que no es una conferencia de prensa ni una periodista, sino el Congreso y a los representantes de los ciudadanos. En la política, el sentido de los protocolos es especialmente importante, más aún, cuando los ciudadanos españoles no van a recibir bien la decisión del tripartito ABB –Aznar, Bush, Blair-: que no necesitan más resoluciones de la ONU para atacar, sino que la 1441 es suficiente y debe hacerse cumplir si la ONU quiere ser respetada. Las manifestaciones populares contra la guerra en las calles españolas este sábado, aunque la participación en ellas ha descendido levemente, preludiaron cuál será la reacción en este país. Peligran los resultados del Partido Popular en las elecciones municipales y autonómicas, y mejoran las perspectivas del Partido Socialista. Todo puede ser, pero Prestige e Irak quedarán demasiado cerca en la memoria colectiva de los españoles que se han colgado en “No a la guerra” y el “Nunca Mais”. El Partido Popular y el Gobierno se esfuerzan por intensificar otro tipo de informaciones, como la aprobación del Anteproyecto de Ley contra la violencia y la delincuencia: “Más seguridad”, versa el eslogan del PP en la actual pre campaña. Pero la lucha contra la delincuencia común y la violencia doméstica, o la victoria frente al Partido Nacionalista respecto a la constitucionalidad de la Ley de Partidos –que el Tribunal Constitucional ha ratificado- quedan en un segundo plano, a pesar de su importancia trascendental y la repercusión directa en la vida de muchos españoles.