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CICLISMO

Freire, el ¬rey¬ de Verona

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes03-10-2004

España e Italia, los dos equipos más potentes, llevaron el control la carrera para jugarse la victoria a una carta, en la vuelta final. Pero en una llegada sin Alessandro Petacchi, el transalpino Luca Paolini se quedó con el bronce, superado por el alemán Erik Zabel tras casi siete horas de carrera.

La carrera tuvo un comienzo muy táctico, lento, y un curso aburrido durante muchos kilómetros. El gran animador del primer tercio del Mundial fue el francés Christophe Le Mevel, que se marchó poco después del banderazo de salida y pedaleó en solitario casi 150 kilómetros, los últimos en compañía del ruso Vladimir Efimkin. Pero los italianos y los españoles no le permitieron conseguir más de cuatro minutos de ventaja: Francia –a falta de un líder sólido– buscaba protagonismo. Mientras, el pelotón lo controlaban Pedro Horrillo, Eladio Jiménez, Isidro Nozal y Tino Zaballa, junto a los italianos Roberto Petito, Franco Pellizotti y Leonardo Mazzantini. Al comienzo de la undécima vuelta –de las 18 que se daban al circuito de Verona– llegó el primer golpe de efecto: Paolo Bettini sufrió una avería mecánica y las prisas por arreglarlo le jugaron una mala pasada. El campeón olímpico se golpeó la rodilla derecha con el coche de asistencia y tuvo que abandonar. Hubo desconcierto en el grupo de favoritos –compuesto por Freire, Astarloa, Valverde, el kazajo Alexandre Vinokourov, el holandés Michael Boogerd, el ucraniano Yaroslav Popovych y los belgas Tom Boonen y Peter van Petegem–, mientras que otros corredores decidieron intentar aprovechar la oportunidad, como el holandés Koos Moerenhout, el danés Frank Hoj, el francés Sylvain Calzati y el suizo Steve Zampieri. El quinteto acaparó la atención durante un par de vueltas, hasta que las selecciones de postín, sobre todo España, endurecieron la prueba. Mientras, Italia se fue recuperando del varapalo y empezaron a asomar en cabeza Ivan Basso, Stefano Garzelli y Damiano Cunego. Pero por los hombres de Francisco Antequera respondieron Astarloa, Valverde, Freire, José Antonio Flecha y Mancebo. Atentos al pulso, al acecho de la sorpresa, se quedaron holandeses, alemanes y franceses, pero final poco pudieron hacer para romper el altísimo ritmo impuesto por el equipo español, hasta tal punto que las dos últimas vueltas parecieron más una contrarreloj con relevos: aun así, Cunego y Basso buscaron el ataque en el penúltimo paso por el alto de Torricelle, aunque apenas consiguieron descolgar del grupo a Vinoukorov. No hubo más opción: la llegada fue conducida por Astarloa, Valverde, Isidro Nozal, Luis Pérez y Francesco Mancebo. El trabajo lo remató Freire, en un final apoteósico: el cántabro entra en la leyenda del ciclismo al conseguir su tercer Mundial, y además, culmina una década gloriosa para el ciclismo español, desde que Abraham Olano abrió la lata en Colombia, en 1995.