Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

CUMBRE

Iraq y Oriente Próximo protagonizan los acuerdos del G8 en Georgia

Por Ángela González RodríguezTiempo de lectura2 min
Internacional13-06-2004

Una vez más, la gran olvidada ha sido África. Aunque, en un principio, el continente negro debería haber centrado los debates de los dirigentes de las ocho naciones más poderosas del planeta, fue desbancado rápidamente por otros temas como la nueva resolución de la ONU sobre la resolución del conflicto en Iraq o el nuevo plan de democratización para Oriente Medio.

Los integrantes del G8 dejaron de lado momentáneamente sus diferencias respecto a estos temas para ponerse de acuerdo y comprometerse a colaborar en la elaboración de un plan contra del SIDA. Otro de los aspectos que se trataron de forma menos exhaustiva en Sea Island, pero que también suscitó un nuevo acuerdo del G8, fue la decisión de prolongar el plazo hasta 2006 de la Iniciativa para los Países Pobres Altamente Endeudados, que expiraba a finales de 2004 y que atañe a países africanos y sudamericanos como Nicaragua, Honduras y Haití. A pesar de que estos acuerdos supusieron un gran éxito para los países menos favorecidos, los temas que acapararon los esfuerzos de los ocho grandes fueron Iraq y el conflicto de Oriente Próximo. En lo referente a Iraq, se mantuvieron las diferencias de criterio ya existentes entre algunos de los partícipes de este encuentro, tanto en lo referente al incremento de la presencia militar de la OTAN en territorio iraquí, como en la condonación de la deuda externa de este país. No obstante, finalmente se decidió por unanimidad la propuesta francesa de que, en caso de requerirse una participación más amplia de la OTAN en Iraq, se producirá "a petición" del nuevo gobierno iraquí. Además, el presidente estadounidense y anfitrión de esta cumbre, George W. Bush, recalcó que el papel de los militares de la OTAN sería fundamentalmente el de entrenar al nuevo Ejército iraquí. En cuanto a Oriente Próximo, el nuevo plan de democratización de la región presentado por Bush tampoco surgió el efecto deseado por éste, pues no sólo no contó con el apoyo de sus compañeros de encuentro, sino que levantó ampollas entre los países musulmanes. Según el presidente, la adopción de reformas en Oriente Próximo que promuevan la educación, una mentalidad democrática y el desarrollo económico representa el mejor antídoto contra el extremismo. Bush, sin embargo, sí consiguió que el G8 emitiera una declaración conjunta de apoyo al plan del primer ministro israelí, Ariel Sharon, para la retirada de Gaza y parte de Cisjordania.