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ALIMENTACIÓN

Europa permite el comercio de maíz transgénico

Por Alfredo López ZamoraTiempo de lectura2 min
Sociedad20-05-2004

El Ejecutivo comunitario ha decidido, tras varias votaciones, autorizar la comercialización e importación del maíz transgénico, también denominado como "dulce" BT-11, por parte de la firma suiza Syngenta, la cual cultiva el producto en los Estados Unidos. Esta decisión ha suscitado muchas discusiones entre asociaciones ecologistas e incluso ha recibido el voto contrario o la abstención de varios países miembros de la Unión Europea.

La firma suiza Syngenta ha integrado un gen que protege al maíz contra el ataque de insectos. El insecticida o gen incorporado aparece en la bacteria Bacillus thuringiensis, de ahí las siglas BT. La introducción de este gen hace que la planta de maíz produzca ingentes cantidades de la proteína BT, por lo que el consumidor ingerirá insecticida al consumirlo. Este maíz también contiene un gen externo que le permite ser sometido a elevadas dosis de herbicidas, por lo que el consumidor se ve avocado a riesgos adicionales. La proteína BT es un insecticida, una delta-endotoxina que se asocia al desarrollo de alergias en el ser humano, produciendo también repercusiones en los ecosistemas. La decisión del Ejecutivo comunitario establece que en las etiquetas del alimento, que en breve se podrá encontrar en los supermercados, se deba mencionar que se trata de un alimento transgénico que ha sido manipulado genéticamente. Lo que no hace falta especificar es la posible presencia de toxinas, insecticidas u otros productos potencialmente tóxicos producidos por él. Según estudios ordenados por las autoridades francesas, belgas y austriacas, se plasma la falta de datos para permitir la comercialización del maíz transgénico, que podría tener repercusiones en la salud del hombre. No hay que olvidar que en 1998 la Unión Europea impuso una norma que impedía la comercialización y tratamiento de alimentos transgénicos por el desconocimiento de las consecuencias en la salud en el ser humano. "En teoría, la Comisión Europea representa los intereses de los ciudadanos europeos y del medio ambiente, pero en este caso ha elegido defender los de un puñado de empresas agrobiotecnológicas y de los grandes agricultores estadounidenses", afirma Juan Felipe Carrasco, responsable de la campaña de transgénicos de Greenpeace España. "Los Estados miembros que votaron reiteradamente contra la autorización del Bt deben plantar cara a la arrogancia de la Comisión, mantener su postura y prohibir el producto en su país", matizó Juan Felipe Carrasco. Greenpeace confía en que éste maíz dulce no llegue a las baldas de los supermercados.