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CUMBRE CLIMÁTICA

Lo que queda de Kioto

Por Patrica R. CimaTiempo de lectura2 min
Sociedad22-07-2001

Varios miembros de Ecologistas en Acción, sujetando paraguas abiertos como símbolo de los efectos que produce el cambio climático, se concentraron el pasado sábado frente al Ministerio de Medio Ambiente para pedir que España defienda el cumplimiento íntegro del Protocolo de Kioto.

Cristina Rois, portavoz de Ecologistas en Acción, aseguró que la reunión de alto nivel que se celebra en Bonn (Alemania) para buscar acuerdos en la lucha contra el cambio climático "no va muy bien y tampoco fue muy bueno el punto de partida", ya que, además de la negativa de EEUU a firmar el Protocolo había que convencer a otros países como Australia, Japón y Canadá. Además, agregó, en el Protocolo hay una serie de "trampas", como los mecanismos de flexibilización, los sumideros de carbono o el comercio de emisiones, que "van a permitir reducir su eficacia". Así, sujetando pancartas con lemas como "Para que no cambie el clima. Menos CO2", "Con el clima no se negocia" o "El clima es global. El desastre local", una decena de ecologistas pidieron a la delegación española en Bonn que el Protocolo de Kioto no pierda su sentido por las concesiones a países reticentes. Bajo paraguas abiertos, símbolo de los "contradictorios efectos del cambio climático, como lluvias torrenciales o ausencia total de las mismas", según Rois, Ecologistas en Acción solicitó que España se alinee con la Unión Europea y rechace un acuerdo cuya reducción de emisiones a la atmósfera sea inferior al 5,2 por ciento establecido inicialmente en Kioto. El problema que enfrenta sobre todo a los países del denominado grupo paraguas y los europeos, en opinión de Rois, es la negociación sobre los sumideros de carbono -bosques y cultivos que absorben el CO2-. Si se accede a la pretensión del grupo paraguas, formado por EE.UU., Australia, Canadá, Japón y Rusia, de que cada país pueda fijar el porcentaje de sumideros a descontar de sus emisiones, frente a la posición europea de poner límites, "podrían aumentar las emisiones globales de CO2 en un 0,6 por ciento en lugar de reducirlas" en el periodo 2008-2012 respecto a 1990.